LOS ZAPATISTAS ARRIBAN A EUROPA MIENTRAS CHIAPAS ESTÁ AL BORDE DE LA GUERRA CIVIL: LA LLEGADA EXTEMPORÁNEA DE LOS ZAPATISTAS A VIENA

by Fernanda Fernández

24 de septiembre de 2021.

Mientras los zapatistas surcaban el Atlántico, en el sentido inverso al de Colón, se recrudecía al aún activo hostigamiento a este movimiento por parte de organizaciones paramilitares en Contubernio con los tres niveles de gobierno actuales, quienes tienen diversos intereses económicos y territoriales en el estado de Chiapas. Durante la Gira zapatista por la vida, han sido secuestrados dos de sus miembros y uno de ellos ha sido asesinado.

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Recibimiento de la delegación de la Fuerza Aérea Zapatista en el aeropuerto de Viena. Foto: Fernanda Fernández

LA LLEGADA EXTEMPORÁNEA DE LOS ZAPATISTAS A VIENA

Una explanada rodeada de coches que llegan para salir de este espacio de tierra llamado Austria hacia algún otro, o para recoger a quienes vienen volando desde lejos hasta aquí, alrededor de diez personas llegan a un área verde en el Aeropuerto Schwechat de Viena.

Aunque se citaron a las 8:30 de la mañana, la hora real de llegada, como suele suceder con los viajes, llegan después quienes organizan la bienvenida. Otra media decena de personas se une a la concentración en una camioneta blanca cargada de material audiovisual y telas. Lo primero, compuesto de cables y cámaras para realizar una transmisión en vivo, se dispone muy cerca de la zona de llegadas del aeropuerto, donde los taxistas hacen base y salen con sus maletas varios grupos de judíos ortodoxos.

Lo segundo, son pancartas de gran tamaño pintadas recientemente que anuncian el recibimiento ansiado y aplazado de un grupo de personas venidas desde el sureste mexicano con una misión en un contexto donde el mundo está aún viviendo la pandemia de la covid 19: invadir con el virus de la rebeldía.

En una mezcla de alemán, inglés con diversos acentos y castellano -que bien podrían llamar algunos latinoamericano- integrantes de colectivos como Zapalotta, La PAZ Italia, Café Libertad, Ya Basta Netz y personas que van de forma individual, acomodan bancas y pancartas para recibir a miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y de comunidades autónomas zapatistas.

Es septiembre 14, fecha que augura las fiestas de independencia en México; día aplazado de la llegada de la Fuerza Aérea Zapatista (FAZ), segunda delegación llegada Europa de los revolucionarios, quienes pensaban llegar durante el verano para continuar la Gira por la Vida, comenzada por el Escuadrón 421, la delegación marítima parteaguas del viaje.

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Varios colectivos de Europa ayudaron a los colectivos vieneses para el recibimiento de los zapatistas en el continente. Foto: Fernanda Fernández

LA SALUD, LO PRIMERO

Sin embargo, entre los impedimentos de viaje por las normativas sanitarias de vacunación y los laberintos burocráticos en los que la Secretaría de Relaciones Exteriores en México envolvió a los integrantes de este movimiento indígena para poder tramitar sus pasaportes, la fecha de llegada al continente europeo..

Por ello, una vez obtenidos sus documentos para salir de México, incluso del mismo estado de Chiapas, por primera vez en sus vidas, y vacunados con aquellas fórmulas reconocidas por la Agencia Europea del Medicamento -algunos de los zapatistas habían recibido dosis de la vacuna Cansino, cuya validez en Europa no está reconocida- salieron de sus comunidades para partir  del Semillero Comandanta Ramona rumbo a la Ciudad de México para volar a Viena, antes realizando una escala en Madrid. “Si no hubiera sido Viena no habría de otra. No salió París. No salió Madrid. No salió ningún otro lado por reglamento covid y por racismo institucional” dice Tom Waibel, quien simpatiza con el zapatismo desde 1994 y montó un cine móvil en sus comunidades, es miembro de Zapalotta, un colectivo creado en la capital de Austria a raíz del anuncio de los zapatistas en octubre de 2020 de su “invasión” a Europa. 

El sol le da directamente en cenital a todos los que acaban de levantar un enorme avión de papel, cuyos tripulantes de cartón simulan a La Extemporánea, la delegación de 177 zapatistas que viaja a Viena en dos grupos, y cuyas llegadas estaban contempladas a las 11:00 de la mañana y a las 19:00 horas del mismo día. 

La primera parte de la delegación, con poco más de 100 zapatistas aerotransportados, voló desde la Ciudad de México en el vuelo IB6400 a la capital de España, donde tomó el vuelo IB3120 a Viena desde Madrid para aterrizar a las 11:15 de la mañana. El tiempo para pasar por los controles fronterizos y cambiar de terminal para no perder el vuelo suele relativizar en tamaño los minutos a nuestra disposición, más aún cuando más de un centenar de personas que viajan en conjunto deben realizar tal hazaña. 

Sin embargo, la primera parte de la delegación mayoritariamente compuesta por mujeres zapatistas -muchas de ellas, apenas pasos después de haber cumplido los 17- y el Comando Palomitas, compuesto por tres niños y dos niñas cuya misión en Europa será jugar con otros pequeños, lograron llegar a su vuelo vienés rozando la pérdida.

Desde el puesto de recibimiento a La extemporánea, un grupo de austriacos está acabando de juntar botellas de agua y galletas de maíz. Otra comitiva italiana corrobora que no se vaya a caer un telón que simula el cielo azul, donde una tela de color más oscuro versa en alemán y en español “Por un mundo donde quepan muchos mundos”.

Con mascarillas FFP2 rosas y moradas, un grupo de francesas, alemanas, colombianas y mujeres y disidentes de género de otras nacionalidades  aguardanla señal para entrar a la terminal aérea para así rodear con una cuerda naranja a la delegación zapatista. El distintivo de las encargadas de guiar a La Extemporánea al exterior del aeropuerto no sólo es la cobertura purpurea de sus caras, sino que también se realizan una prueba rápida de antígenos para corroborar que no llevan consigo el virus que nadie quiere contagiar a otros, pues los zapatistas han sido muy rigurosos con su salud y exigen a quienes les reciben que sean igual de cuidadosos para preservar el bienestar colectivo. 

Contrasta la oscuridad de la terminal de llegadas del Aeropuerto de Viena con la luminosidad y el sofoco que hay en el exterior. Los fotógrafos y las voluntarias para la retransmisión entran a la sala y confirman que el avión aterrizó. Hacen lo que llevan haciendo desde hace casi más de un año: esperar a que salga la primera parte de la FAZ. Frente a la puerta de llegadas se van juntando al inicio por goteo, tras unos minutos en bola, quienes cargan consigo cartones, a veces usados como abanico, que dan la bienvenida a los indígenas del sureste mexicano.Ondean Wiphalas tan grandes que podrían dar un buen golpe a quien con ella se enfrente y se escuchan gritos en coro clamando que Zapata vive, que la lucha sigue, mientras los turistas y los trabajadores de líneas aéreas, policías y limpiadores de la terminal toman fotografías asombrados de lo que ven.

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Los miembros del EZLN se dividirán en 28 grupos de escucha y palabra para aprender de las formas de organización y resistencia en Europa. Foto: Fernanda Fernández

 “EZETATAELENE”

A pesar de que las lenguas maternas de los congregados para el recibimiento no sean las mismas, ni su altura, ni sus rasgos, ni sus ocupaciones, ni sus amores, ni sus trayectos, todos claman mientras teclea una pareja que busca en la versión alemana de Wikipedia las siglas que gritan tan enérgicamente: “¡ezetaelene!. ¡EZLN!”

Formadas en dos filas las zapatistas salen al vestíbulo de llegadas que escolta el Subcomandante Insurgente Moises, quien llama la atención de quien lo ha visto con anterioridad porque va vestido como civil, con una gorra de color negro, visera sanitaria y mascarilla sin el habitual pasamontañas y paliacate rojo que caracteriza a los zapatistas, ni su particular sobrero oscuro. Todos los integrantes de la delegación se presentan ante Europa aún protegiendo sus rostros, pero también protegiendo la salud de otros con sus mascarillas.

Las mujeres, que son mayoría, van con sandalias y faldas nahuas largas. Los bordados en sus atuendos revelan de qué pueblo originario vienen, cuál comunidad con ellas lleva su historia. Los hombres vienen con botas de trabajo, algunos con huaraches. Algunos van con camisas y vaqueros, difícil vestimenta para averiguar de dónde vienen exactamente. 

Hay un tripulante inmóvil, pero que resulta amigable a la vista al ser un osito de peluche con el emblema de la FAZ en su pecho. Otros, por el contrario, llevan trajes con bordados, sombreros con listones de colores. Los niños del Comando Palomitas más joven saludan y posan a las cámaras, a la par que documentan en las suyas lo que sus ojitos ven. Algunos hombres graban su recibimiento con sus móviles, mientras que los Tercios (nombre designado para los medios propios zapatistas) filman con videocámaras de mano la movilización que han venido sembrando desde que anunciaron que vendrían a Europa a conocer las formas en las que aquí se organizan “los de abajo y a la izquierda; de la otra Europa”.

Tras más de cuatro días de viaje desde el estado de Chiapas, México, hasta las orillas del Danubio, los zapatistas se sientan bajo un sol inesperado en Austria, cálido a sobremanera por el creciente cambio climático. Con los sobres de plástico en los que llevan sus papeles para el viaje, cubren sus caras al tiempo que se hidratan y escuchan un discurso a tres voces en el que las personas de Viena -las que allí nacieron y las que hablan un alemán con acento-, se preguntaron cómo habrían querido ser recibidas si se encontraran cruzando hacia el otro lado del océano: “Los, las, loas saludamos y les damos la bienvenida. Nuestra casa es y siempre será su casa”. 

Simbólicamente, acordaron que el único regalo que darían de parte de Viena a La Extemporánea  sería un frasco con semillas que ahora son sustento de la alimentación europea y que alguna vez vinieron desde el otro lado del océano, así como las semillas propias de un continente que por milenios ha tenido campesinos que cuidasen de su tierra.

HABLAR CON QUIENES QUIEREN HABLAR

Sin quitarse ambas mochilas, de pequeño tamaño pero de grandes palabras, Moisés, el Sup Moy, como llaman al vocero de las fuerzas insurgentes quienes le son cercanos, toma el micrófono para explicar a quienes no sepan a qué vienen los zapatistas a Europa. En una declaración de intenciones traducida simultáneamente al alemán para que no quede ápice de duda del mensaje entre los que por ahí estaban por agua de azar o propia determinación: “Venimos a hablar con los que quieren hablar con nosotros, con los que nosotros queremos escucharlos de cómo luchan, cómo pelean y cómo piensan. Pero lo que nosotros pensamos y lo que nosotros queremos es que debería abrirse nuestros ojos, nuestras mentes del campo y la ciudad”. Uno de los insurgentes más visibles en el movimiento, pidió que se escuchara a la naturaleza, esa que hacía sudar a sus compañeras bajo el sol, esa que se embotellaba en un recipiente de plástico y levantaba el Subcomandante para demostrar el enjaulamiento de los recursos por un sistema que maltrata no sólo a quienes trabajan en los campos, sino también en las ciudades.

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El Subcomandante Insurgente Moisés es el coordinador de La Extemporánea en su viaje por Europa. Foto: Fernanda Fernández

MUJERES ZAPATISTAS

Cuando pudo más el calor que el reclamo por la preservación del planeta tierra, los extemporáneos pasaron al lado del gran avión de papel, pues a su alrededor la sombra era buena para reposar en lo que se organizaban los grupos para sus respectivos traslados del aeropuerto a sus lugares de descanso. Allí, las mujeres zapatistas bajaron sus mascarillas a la par que los fotógrafos sus lentes: al masticar las galletas, sus caras quedaban desprotegidas no sólo del covid, sino de su identidad individual. 

Una vez recuperadas ciertas energías y formados los grupos de traslado, las zapatistas entraron a la estación de trenes para partir antes que los hombres. Fueron escoltadas al andén, donde algunas de ellas daban saltos muy calculados, un tanto asustados, en las escaleras mecánicas para no ser pilladas por los escalones. Al entrar a los vagones, se sentaron y sacaron las más jóvenes sus celulares para grabar su recorrido. Una de ellas miraba en su pantalla la foto de un muchacho de su edad y de una chica, quizás ella misma sin nada que ocultase la sonrisa que quedó grabada en tal imagen. Cintia, una de las niñas del Comado Palomitas, tomó pecho de su madre, quien la cobijaba en un rebozo de color azul al tiempo que comenzaba a quedarse dormida con el movimiento del tren. Otras zapatistas no se resistieron tampoco al arrullo mecánico y se durmieron entre anuncios de estaciones de difícil pronunciación que pasan por el Danubio, al que ya no debería tarareársele como azul por la contaminación que le navega.

En particular, el río capta la atención de una mujer cuyas facciones para adivinar su edad no se alcanzan a distinguir por el cubrebocas negro que lleva sobre su rostro.

-Qué bonito está ese río.

-Sí, es el Danubio.

-¿Y se puede ir allá a visitar?

-Sí. Hay un paseo al lado donde se puede caminar todo a lo largo.

-¿Y no podemos ir ahorita?- dice con un brillo en sus muy abiertos ojos que no es el de la careta sanitaria.

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Gran parte de la delegación aérea zapatista está compuesta por mujeres. Foto: Fernanda Fernández

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Las zapatistas se han entrenado para viajar a Europa y compartir con sus comunidades lo que aprendan en su recorrido. Foto: Fernanda Fernández

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Foto: Fernanda Fernández

Tras también trasladar a los hombres a su lugar de hospedaje, en otra zona de la ciudad donde el Museo del Mundo alberga el Penacho del tlatoani azteca Moctezuma, los grupos de acompañamiento se dividen. Unos se quedan con los zapatistas para que coman y descansen, mientras que otros vuelven al aeropuerto para recoger a la segunda mitad de la delegación Extemporánea.

A las 17:00, una hora después de que la delegación compuesta por hombres se encontrase ya en el aire, comienzan a llegar mensajes de texto y llamadas que anuncian una imprevisión más en el viaje zapatista. El avión de Iberia 3122 salió a las 16:00 de la tarde de Madrid sin 72 pasajeros; los documentos de los zapatistas y sus acompañantes fueron verificados por la Policía de forma lenta, con cuestionamientos respecto a su validez en materia sanitaria y por la veracidad de las invitaciones individualizadas para venir a Europa, haciéndoles perder el vuelo de conexión a Austria.

Pero los permisos para el recibimiento ya están solicitados y como los músicos invitados ya van en camino al aeropuerto, la gente de las organizaciones y quienes han llegado desde otras geografías para recibir a los zapatistas deciden que se mantienen las actividades culturales previstas para la tarde, a pesar de que no haya a quién recibir físicamente en el horario de su imaginario. Suena entonces son jarocho, un rap en alemán donde sólo entiende quien escribe esto las palabras “fascismo”, “fronteras” y “policía española”, antes de dar paso a una mujer cubana que clama que si los zapatistas no llegan a Viena, va a armar un grupo para que se vayan caminando hasta Madrid por ellos.

Pero no hace falta que nadie camine tan lejos, pues los policías que resguardaron todo el día el acto dan permiso a las organizaciones de dejar sus adornos en el puerto aéreo. Incluso, un joven kurdo que ha vendido todo el día hotdogs a los manifestantes ofrece su localito para que guarden allí lo más importante para que sea posible un recibimiento igual de festivo a la mañana siguiente.

A PESAR DE LOS PROTOCOLOS

La imprevisión viajera supera a las agendas germánicas. Así, el 15 de septiembre, día en que se conmemora la Independencia de México, vuelven a llegar al aeropuerto para recibir a la segunda parte de La Extemporánea con menos acompañantes, con menos parafernalia y menos atención a los discursos previstos para el día anterior. Sin embargo un músico gallego que recibió al Escuadrón 421 en Vigo, para que la segunda parte de La Extemporánea no se sienta sola, lleva consigo la gaita con la que tocó en 1996 cuando los acuerdos entre el gobierno mexicano y los zapatistas fueron quebrantados por el gobierno de Ernesto Zedillo, quien en aquel entonces estaba al mando de la nación.

Sin embargo, un policía le dice que si se le ocurre tocar, le multarán, pues el permiso para recibir al grupo insurgente estaba pedido para el día anterior. Pero a pesar de los protocolos, los pocos individuos que reciben a los hombres zapatistas corean lo que corearon hace 24 horas, hace 27 años, y que corearán a lo largo de todo su viaje por Europa.

El Subcomandante Moisés verifica que no falte nadie de los integrantes -pues unos cuantos tanto del primer como del segundo vuelo fueron directamente metidos a hacer aislamiento en un hotel-, pero lo único que falta son dos maletas de un par de compañeros allí enfilados a la espera de partir a su lugar de descanso. Ya cansados, logran encontrar solución a la falta material de sus mochilas para ir a descansar. 

-¿Y qué viene después? -pregunto respecto a lo que se verá en Viena, en Europa, ahora que ya están los 177 zapatistas en el suelo que renombraron Tierra Insumisa. Entre risas inciertas, Waibel responde:

-Eso le preguntas a los compas.

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Los colectivos e individuos en Europa se han organizado para invitar a los zapatistas a conocer sus realidades. Foto: Fernanda Fernández

DE 1994 A UNA GIRA POR LA VIDA

El mundo vio por primera vez a un ejército de indígenas que exigía democracia, libertad, justicia y el respeto a sus comunidades el 1 de enero de 1994 en San Cristóbal de las Casas y otras tres ciudades, en el Estado suroriental de Chiapas, México. Con la Primera Declaración de la Selva Lacandona, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional declaró la guerra al gobierno mexicano por las injusticias cometidas contra los pueblos originarios y por la opresión a la que eran sometidas en particular las comunidades indígenas, quienes vivían y viven en condiciones indignantes por el simple hecho de su origen y de ser despojados de sus tierras. La guerra de 12 días fue frenada por actores de organizaciones de la sociedad civil que intervinieron como interlocutores para entrar en diálogo con los insurgentes.

En 1996, tras hostilidades e intentos de diálogo, se firmaron los Acuerdos de San Andrés Larraínzar sobre “Derechos y Cultura Indígena”. Este documento, el primero y el único, firmado entre ambas partes buscaba la garantía de derechos de los indígenas dentro del marco constitucional, pero no sólo de forma individual sino desde una perspectiva de colectividad jurídica, social, económica y cultural.

Aunque las ideas quedaron escritas, el gobierno incumplió los acuerdos. Los zapatistas decidieron entonces gobernarse en autonomía dando la espalda al gobierno. En este mismo año, tras el Foro Nacional Especial de Derechos y Cultura Indígena convocado por el EZLN tras el cese de negociaciones, se fundó en Congreso Nacional Indígena, una organización donde los pueblos originarios reflexionan sobre sus luchas, sus formas de organización y de toma de decisión.

Desde su salida a la luz pública, pues en verdad el EZLN se fundó el 17 de noviembre de 1983, los insurgentes zapatistas fueron sumando apoyo dentro de las comunidades indígenas y en el extranjero. Todos los años se trasladan a Chiapas personas venidas de todo el mundo a conocer por interés académico o por convicción política la organización y los modos de los zapatistas. Chiapas ha albergado dentro de sí encuentros internacionales, festivales de cine y convenciones para debatir y escuchar otras formas de organización en otros rincones del mundo desde entonces.

En Octubre de 2020 los zapatistas anunciaron en un comunicado, finalizando por la primera parte e iniciado por la sexta y última, en su sitio web que harían una gira mundial para conocer los modos de organización de otras personas y, tras enumerar un montón de características que nos diferencian como individuos y colectivos, buscar “aquello que nos hace iguales”. Así, los zapatistas anunciaron que viajarán miembros de sus comunidades, junto con integrantes del Congreso Nacional Indígena (CNI) y miembros del Frente de pueblos en defensa de la tierra y del agua Morelos, Puebla, Tlaxcala (FDPTA-MPT) al continente europeo en 2021 para hacer “un viaje al revés” en barco.

Los zapatistas anunciaron en abril de 2021 que los elegidos para hacer tal viaje se llamarían Escuadrón 421 al estar conformados por cuatro mujeres, dos hombres y unoa otroa -como los zapatistas denominan a las personas de género no binario-. Lupita, Yuli, Carolina, Ximena, Bernal, Felipe y Marijose, quienes tomaron contacto con organizaciones europeas a la espera del resto de sus compañeros, salieron el 2 de mayo de Isla Mujeres, Quintana Roo, en una embarcación alemana que renombraron como La Montaña.

Tardaron 50 días y 50 noches  en llegar hasta las costas gallegas, donde fondearon en el puerto de Bayona y desembarcaron en el puerto de Alcarbe, Vigo, el 22 de junio de este año. Marijose, de origen tojolabal, al bajar de la lancha que llevó de La Montaña a la playa a los siete zapatistas, renombró el continente europeo en su lengua como Tierra Insumisa o Tierra que no se rinde: Slumil K’ajxemk’Op.

A pesar de que estaba previsto que llegaran antes, tanto la delegación marítima como la delegación aérea, tuvieron que esperar a que las restricciones de viaje para ciudadanos no comunitarios se ablandasen. En el caso de los aerotransportados, se esperaba que pudiesen estar junto con el Escuadrón 421 en diversas actividades, como en la una manifestación en Madrid el 13 de agosto.

Los zapatistas anunciaron en uno de sus comunicados que marcharían por las calles de la capital de españa, a 500 años de la toma de Tenochtitlán por el ejército liderado por Hernán Cortés, para decir que no los conquistaron, pues siguen “en resistencia y rebeldía” y “Que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada. Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso”.

Se prevé que los zapatistas y los integrantes del CNI-CIG y el FDPTA se dividan en 28 grupos de escucha y palabra para ir a diversos países donde se les ha invitado a conocer las luchas y otros modos de vida. La primera fase de su recorrido se centrará en Europa Oriental, la segunda en Europa Central y la tercera fase en la Península Ibérica y las islas atlánticas.

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Foto: Fernanda Fernández

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