Madrid, 26 de abril de 2022
En el año 2017 El único partido que llevó el tema en su programa electoral fue el PSOE, que citaba en un texto la palabra “suicidio” como algo con lo cual había que actuar urgentemente. En general, afirma el exdiputado Íñigo Alli, “a lo largo de los años no se ha visto ninguna voluntad política real.” Lo que está claro es que se necesita un engranaje en el cual el estado lidere todos los recursos y todas las comunidades de forma paralela y coordinada. El diputado de Unión del Pueblo Navarro participó en una mesa redonde sobre “La prevención del suicidio en España”, organizada por la agenda Servimedia. Aseguró que, a pesar de que se logró la unanimidad entre todas las fuerzas políticas, las circunstancias siguieron siendo las mismas y desde entonces nada ha cambiado.
(Fuente: Servimedia)
Todos los expertos participantes en la mesa redonde coincidieron en la urgencia de contar con un plan nacional contra el suicidio, en el que se apoyen todos los planes específicos y que recoja a todos los colectivos y unidades que trabajan con personas que están sufriendo esta situación y con sus familias; un plan que al mismo tiempo sepa dar seguridad a los diferentes profesionales implicados, personas voluntarias y amigos. Asimismo, se puso de manifiesto que es imprescindible que exista coordinación para que las personas puedan seguir adelante con sus vidas de la mejor manera posible y cuanto antes.
Como afirmaba Durkheim en su estudio, el suicidio se define como: “Todo caso de muerte que resulta directa o indirectamente de un acto positivo o negativo realizado por la víctima misma y que, según ella sabía, debía producir este resultado”. A pesar de que se trate de un tema rodeado por mucho desconocimiento y estigma social, el suicidio resulta ser un asunto de enorme relevancia, muy complejo y poliédrico, que se ha demostrado extremadamente trascendental durante la pandemia del Covid-19. Los datos estadísticos destacan que en el año 2020 aproximadamente 4000 personas decidieron acabar con su vida, el índice más alto de las últimas temporadas.
¿Cómo podemos evitar el suicidio y quién trabaja para ello? ¿Se ve posible una normativa común para conseguir evitar el suicido en España?, Son los dos objetivos fijados por Servimeida en una mesa redonde sobre “La prevención del suicidio en España”, que contó con la participación de Gabriel González Ortiz, Periodista y autor del libro Hablemos del suicidio, Elena Aisa, Presidenta de la asociación Besarkada de familias supervivientes, Sergio Tubío Rey, Bombero de la Unidad de intervención en tentativas de suicidio de Madrid) Magdalena Pérez, Psicóloga clínica del Teléfono de la Esperanza, E Íñigo Alli, Exdiputado, ex consejero del Gobierno de Navarra y consultor.
INFORMAR DEL SUICIDIO, ¿SI O NO?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó cuidar y callar el asunto por el miedo al contagio. Sin embargo, desde el 2013 la misma Organización precisó que no es importante tanto el hablar o no sobre el suicidio, sino el “hablar bien”. De hecho, es imposible hacer prevención de algo si esto permanece siendo un tema prohibido. Al respecto, existe un Decálogo de la OMS del año 2000 que recomienda no dar datos sensacionalistas, no simplificar las causas y difundir los teléfonos donde se puede pedir ayuda. No obstante, hace dos años el Ministerio de Sanidad en colaboración con profesionales y periodistas estableció un Decálogo que explica de manera muy clara como los medios de comunicación pueden abordar este tema al actuar sobre la situación social.
Según el periodista González Ortiz, “actualmente nos encontramos en un momento de cambio y es responsabilidad de los medios de comunicación acabar con el estigma y dar altavoz a la sensibilidad del ser humano, ayudar a normalizar el duelo de las personas y la necesitad de un proceso de rehabilitación y curación. Igualmente establece que hay que dar la mayor visibilidad posible al tema del suicidio para que se genere un efecto positivo y que se acabe con el desconocimiento. Las autoridades sanitarias consideran que esta es la única forma para normalizar los problemas de salud mental como cuestiones que afectan a la vida de cualquier persona.
Tal y como se puso de manifiesto en el coloquio, el duelo por suicido es el menos conocido, aunque el más traumático: debido a la ignorancia de las personas, es el que menos recibe apoyo social y esto contribuye de forma determinante a que ese duelo se cronifique e intensifique. Por esta razón, es fundamental que la información fluya con transparencia en los medios de comunicación, tanto en los tradicionales como en las redes sociales", según González Ortiz.
MARCAR 7000 VECES EL TELÉFONO DE LA ESPERANZA
Una de las asociaciones de voluntariado con mayo experiencia en la salud emocional de las personas es el Teléfono de la Esperanza, cuyo objetivo es abordar de forma urgente, gratuita, anónima y especializada las situaciones de crisis emocionales. Cada año, declara la psicóloga Magdalena Pérez, “a nivel nacional se reciben alrededor de 7000 llamadas de personas que están con ideaciones o conductas suicidas, es decir, el 5% de las llamadas globales.” Además, el Teléfono de la Esperanza forma parte de un eslabón entre las emergencias y el sistema sanitario gracias al cual, en general, el porcentaje de éxito de las intervenciones es alto. Junto con esta asociación, se observa la presencia de otra que más bien se ocupa de acoger y atender a las personas que han vivido o están viviendo una situación de suicidio, se llama Besarkada (‘abrazo’ en euskera), que ayuda a aquellas familias que han perdido a sus seres queridos. Elena Aisa, “el suicidio suele romper el sistema familiar y amical por lo cual hay que reconstruirlo. El impacto afecta a todos los componentes de la familia y del entorno, llegando en distintos grados de afectación hasta aproximadamente 130 personas.” Sin embargo, se resalta la existencia de diferentes formas de afrontar el duelo que pueden generar incomunicación y, sobre todo, distancia emocional; por esta razón, es importante que estas familias tengan un apoyo individual y sistémico. Cabe añadir que los familiares de las víctimas representan una fuente de información para la prevención, ya que son capaces de favorecer datos sobre personas cercanas que han fallecido por suicidio, ayudando así a detectar todas las posibles señales de alarmas; entre estas, la verbalización explicita y una tentativa de suicidio se consideran factores de riesgo.Asimismo, les llaman “supervivientes”, un término determinado por la Asociación Americana de Psiquiatría que en sus estudios evidenció que el nivel de estrés post-traumático que los familiares de un muerto por suicidio pueden vivir es similar a la experiencia de un campo de concentración o de un conflicto bélico. En otras palabras, un sufrimiento enorme, pero invisible.
(Fuente: Servimedia)
Aparte de esto, debido al elevado número de intentos de suicidios en Madrid, nació una unidad especial que, como explica el bombero Sergio Tubío Rey, consiste en una “unidad formativa con el objetivo de educar al servicio de bomberos”. En particular, la misión es facilitar o posibilitar que la persona en cuestión entre en el sistema de salud mental para que pueda recibir la atención sanitaria especializada de la que necesita. Para saber intervenir cada bombero necesita entender lo que puede pasar a una persona que está en crisis; por tanto, tiene la obligación de aprender a desactivar una crisis emocional. En todo caso, los más importante es la atención a la persona en crisis y la coordinación en equipo para tener éxito en la intervención.
SIN PSICÓLOGOS, NI RECURSOS
En relación con el papel de los psicólogos y psiquiatras, dos de las prioridades y de los problemas más graves, tal y como se puso de manifiesto en la mesa redonda, tienen que ver con la falta de profesionales y la general dificultad de pedir ayuda en tema de salud mental. Ante todo, la realidad de los hechos consiste en recursos públicos desbordados, por ejemplo, en términos de citas muy cortas en duración y muy largas en continuidad. No obstante, en materia de prevención de suicidio, cuando el sufrimiento es profundo esto no es suficiente y no sólo no ayuda, sino que añade una sensación de indefensión y de falta de apoyo social y sanitario para poder gestionar y elaborar el duelo. De ahí se ve especialmente importante la ideación de un plan nacional de prevención que se dote de recursos humanos, económicos, profesionales, estructurales y que coordine las intervenciones en el territorio.
En segundo lugar, los expertos denunciaron que existe a una gran escasez de profesionales psicólogos, psiquiatras y especialistas. Por consiguiente, afirmaron, se demuestra indispensable una especialización en una conducta muy compleja para la cual se necesita estar formados profesionalmente y técnicamente y para la que urge estar preparados, incluso a nivel personal. Esto es porque los profesionales que trabajan con conductas suicidas se enfrentan constantemente a situaciones de intensidad emocional muy alta; por ello, con el fin de poder acompañar y atender a otras personas necesitan estar motivados y sentirse protegidos y seguros ellos primero.
MENORES DE 12 AÑOS CON CONDUCTAS SUICIDAS
En la mesa redonde se puso de manifiesto la importancia del papel que desempeña la figura del psicólogo educativo y escolar que se considera que debería estar presente en todos los centros educativos, no sólo para plantear espacios de sensibilización, sino para hacer prevención. Sin embargo, aunque la figura del psicólogo haya ya aparecido en los colegios, sigue faltando en los centros escolares, tanto públicos como privados. Actualmente,en la mayoría de los centros de educación secundaria hay estudiantes con un estado de ánimo depresivo y/o un historial de intentos suicidios por múltiples causas. Lamentablemente, se detectan cada vez más datos en estudiantes de menor edad, llegando incluso a los 12 años. Entonces, la labor del psicólogo en los centros educativos es esencial para detectar, evaluar, orientar a los profesionales, acompañar a los chicos y a sus familias y para hacer campañas de sensibilización. Alguien tiene que estar escuchando y acompañando a los adolescentes para que puedan superar su duelo, tanto en prevención de suicidio como en prevención de salud emocional en general. Por lo tanto, el esfuerzo que se debe hacer tiene que ver con la especialización, sobre todo en psiquiatría infantil y en adolescencia.
Continuando con el tema, Gabriel González Ortiz destacó que “la prevención con la juventud debe realizarse en el ámbito en que se mueven los chavales, es decir, en las redes sociales.” Hace cuatro años el Consejo Audiovisual de Cataluña realizó un estudio sobre la presencia que tenía el término “suicidio” en internet. En Google encontraron la presencia de 18 millones de resultados y llegaron a la conclusión de que el 10% de estos eran contenidos de riesgo. De ahí la importancia de contenidos de prevención en la red con el fin de que si alguien realice una búsqueda sobre el término “suicidio” no sólo se encuentre contenidos que le acerquen a esta decisión, sino que al revés le animen a planteársela, a esperar y a actuar con más cautela. Por esto, la labor de los medios de comunicación con los jóvenes juega un papel fundamental.
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