UN 8 DE MARZO PARA EL ORGULLO COLECTIVO
UN 8 DE MARZO PARA EL ORGULLO COLECTIVO
Madrid, 9 de marzo de 2018
Por unas horas, España se vistió de morado. La convocatoria de una huelga general feminista desembocó en una movilización sin precedentes, primero en los puestos de trabajo, con más de 5 millones de mujeres que secundaron los paros, y posteriormente en las calles, con masivas manifestaciones en las que se entremezclaron mujeres y hombres, jóvenes y mayores, para la reivindicación de unas demandas que, desde ayer, serán mucho más difíciles de ignorar.
El motivo de la convocatoria, que pasará a la historia como una de las más secundadas por la ciudadanía española, fue la reivindicación de los derechos de la mujer y la lucha por la igualdad. Durante las semanas previas, el debate en el espacio público ha girado en torno a los elementos diferentes entre ambos géneros que perjudican a las mujeres, como la brecha salarial, los techos de cristal, y, sobre todo, la violencia machista, que el año pasado costó la vida a 55 mujeres en España.
La indignación y la esperanza a partes iguales provocaron una movilización que fue un éxito, y que tuvo varios momentos álgidos durante la jornada, como el multitudinario encuentro de periodistas en la madrileña plaza de Callao, las iniciativas en las universidades públicas, o las manifestaciones en las principales ciudades españolas, que reunieron a un nutrido grupo de personas que están hartas de callar y de tolerar la desigualdad.
Razones para una huelga
“Hay tantas razones para una huelga que no sé cómo no se ha convocado hasta ahora” publicaba en Twitter una joven que apoyaba los paros del 8 de marzo. Las entidades que convocaban esta huelga pusieron sobre la mesa en el manifiesto las razones para realizarla. Uno de los argumentos más repetidos y más evidentes es el de la brecha salarial entre mujeres y hombres. Una mujer cobra de media un 13% menos de sueldo que un hombre. Esto repercute en las pensiones, ya que solamente el 36,1% de las mujeres que han trabajado tienen derecho a prestación una vez su carrera laboral ha finalizado. En el plano laboral, las mujeres trabajan más a tiempo parcial, tienen más problemas para conseguir un trabajo indefinido, y el paro es mayor para ellas.
Otra razón importante para la huelga del 8 de marzo es el techo de cristal. Como refleja “El Diario”, un 51% de la población son mujeres. Sin embargo, esta cifra no se refleja en todos los trabajos. Tan sólo en tres sectores, los jueces y magistrados, los estudiantes de universidades y los empleados domésticos, hay más mujeres que hombres. Entre los altos cargos de la administración, solamente un 28% son mujeres. Los datos son dramáticos en los demás sectores: un 13% de rectoras de universidad, un 22% de catedráticas, un 25% de profesoras de investigación en el CSIC, un 11% de académicas de la lengua, un 2% de presidentas de Cámaras de Comercio. Las cifras dejan claro que aún hay mucho trabajo por hacer.
Sin embargo, el dato que más justifica esta huelga feminista es el de las víctimas por violencia machista. Las cifras se mantienen con el paso de los años. 71 mujeres asesinadas en 2007, 84 en 2008, 85 en 2010, 67 en 2011, 57 en 2013, 64 en 2015, 55 en 2017, y, en lo que llevamos de 2018, ya son siete. El recuerdo de las mujeres asesinadas, y la rabia por el hecho de que aún no haya ninguna legislación que luche de manera efectiva con esta lacra, estuvieron muy presentes durante todos los momentos de la huelga. Otro indicador importante en este sentido es el del acoso sexual y las violaciones, un riesgo que todas las mujeres sufren por el mero hecho de serlo.
Una de las participantes en la manifestación (FOTO: Aida Lorente)
Crónica de un día histórico
El compromiso con la huelga feminista del 8 de marzo se respiraba en el ambiente. El debate generado en la sociedad durante las pasadas semanas y la movilización por las redes sociales provocó que muchas mujeres dejasen claro su interés de participar en esta histórica huelga a nivel internacional, la primera de este tipo. La agenda de la huelga preveía un paro de cuidados, de consumo, laboral y educativo, y los diferentes sectores habían convocado movilizaciones por la mañana en diferentes lugares de España. Los paros podían ser de 2 horas o de 24 horas, una reivindicación defendida por los sindicatos mayoritarios para proteger los derechos de las mujeres que no podían estar todo el día en huelga.
En la Ciudad Universitaria de Madrid, los colectivos feministas habían realizado un encierro la noche anterior en la facultad de Matemáticas, y a las 12 de la mañana, leyeron el manifiesto de la huelga en un ambiente festivo. En algunas facultades, y en la puerta del Metro, los piquetes informativos intentaban convencer a las mujeres que no habían apoyado la huelga de que lo hiciesen. En los diferentes barrios de las principales ciudades, y a la misma hora en que se leía el manifiesto en Ciudad Universitaria, las movilizaciones se sucedían. Una de las más multitudinarias y simbólicas se produjo en la plaza de Callao, y reunió a las periodistas. Figuras consagradas de la profesión, como Rosa María Mateo o Pepa Bueno, se codearon con jóvenes plumillas que tiñeron de morado la plaza. La mayor parte de periodistas paró, lo que se notó en los programas de la mañana tanto en televisión como en radio, y sus compañeros cubrieron su ausencia.
A mediodía, la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) dieron los datos de incidencia de la huelga. 5,9 millones de mujeres habían secundado los paros. Los porcentajes variaban según los sectores. La huelga se sintió sobre todo en sanidad y educación, y menos en sectores con una mayoría de trabajadoras autónomas. En cuanto a las regiones, Madrid y Cataluña lideraban la lista de apoyo a los paros. La sensación que la organización transmitía es que la huelga iba de menos a más, y que el tímido inicio en algunos sectores cambiaría con el paso de las horas.
Para la tarde, se habían convocado más de 60 manifestaciones en toda España. Las más multitudinarias se esperaban en Madrid, de Atocha a Plaza de España, y en Barcelona, entre el Passeig de Gràcia y la Plaza Catalunya. En la Ciudad Condal, la marcha comenzó a las 6 y media de la tarde. La Guardia Urbana cifró posteriormente la participación en la manifestación en 200.000 personas. “Sin las mujeres no hay revolución” fue uno de los eslóganes que más se repitió entre las manifestantes.
La movilización en Barcelona (FOTO: Twitter)
A medida que pasaban los minutos, se iban conociendo los datos de las manifestaciones en otras partes de España. España estaba en la calle de norte a sur, con especial atención en el País Vasco, en Galicia y en Canarias, donde las previsiones se desbordaron ampliamente. Las marchas eran reivindicativas, pero pacíficas, y no hubo ningún choque entre los manifestantes y los agentes de seguridad. El ambiente era de celebración. Algunas manifestantes comentaban entre ellas que sentían que estaban viviendo un momento histórico, y que estaban siendo parte activa de él.
El trueno gordo fue sin duda la manifestación en Madrid. Una hora antes del comienzo oficial de la marcha, los accesos al recorrido ya estaban atestados de personas. La lluvia que caía sobre la capital no parecía importar a los manifestantes que se habían trasladado a la zona, e incluso algunos aprovecharon la situación, resguardándose con paraguas morados. A las 7, la marcha comenzó en la calle Atocha. Había muchas mujeres de diferentes edades y procedencias, pero también hombres y familias que no quisieron perderse esta movilización.
La enorme cantidad de personas presentes provocó que fuese difícil avanzar en el recorrido, y algunos de los manifestantes, después de caminar durante un largo rato, decidieron abandonar la marcha, conscientes de que ya habían puesto su granito de arena. Se escuchaban numerosas consignas, que también se podían leer en los carteles, como “Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar”, “No son muertes, son asesinatos”, o “No estamos todas, faltan las asesinadas”. El tiempo pasaba, pero las calles seguían atestadas y con el ambiente festivo que no se detenía. La manifestación finalizó pasadas las 11 de la noche, constituyendo un éxito rotundo.
La manifestación, a su paso por el Círculo de Bellas Artes (FOTO: Aida Lorente)
Opiniones dispares entre los políticos
Desde que se anunció la convocatoria de huelga general feminista, hace más de un mes, los partidos políticos mostraron su posición al respecto. Podemos la apoyó desde el principio, asegurando que promocionaría cualquier propuesta de las organizaciones que convocaban los paros, y el PSOE también se mostró de acuerdo, realizando sucesivos actos públicos en los que destacaron la importancia de estos paros y de las diferentes reivindicaciones que habían motivado la convocatoria.
En el otro extremo, los partidos de centro derecha, como el PP y Ciudadanos, se mostraron desde un primer momento reticentes o directamente contrarios a la convocatoria, acusando a los organizadores de haber puesto en marcha una huelga ideológica, y asegurando que en ningún caso se unirían a ella. Algunos cargos públicos, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, o la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, incluso afirmaron que ellas harían una “huelga a la japonesa”, mientras que desde Ciudadanos se justificaba el rechazo a la huelga afirmando que el partido naranja era feminista, pero no anticapitalista.
Sin embargo, todo cambió a medida que el 8 de marzo se acercaba. El discurso del PP, empezando por el propio Mariano Rajoy, que desautorizó a las mujeres de sus partidos que habían anunciado su intención de no participar en la huelga, fue variando, y pasó a desear suerte para la huelga, después de que uno de sus portavoces, Javier Maroto, afirmase que no podían apoyar la movilización “porque era la huelga de Pablo Iglesias, y no podemos estar a favor”. Ciudadanos fue más allá, y tras semanas asegurando que los paros feministas tenían una motivación comunista, y que ellos no lo apoyarían, decidió movilizarse y participar en la manifestación de Madrid. Una de las mujeres que se colocaron al frente de la pancarta del partido naranja fue la diputada Patricia Reyes, portavoz de igualdad de Ciudadanos, que declaró semanas antes acerca de la huelga “Algunas somos feministas, pero no somos comunistas”.
Pedro Sánchez, acompañado de Carmen Calvo y Beatriz Corredor durante la manifestación (FOTO: Aida Lorente)
Pedro Sánchez e Irene Montero se pusieron al frente de las pancartas del PSOE y de Podemos, respectivamente. Sánchez lo hizo acompañado de algunas mujeres del partido, como las exministras Carmen Calvo, Beatriz Corredor y Carmen Narbona, o su esposa Begoña. Posteriormente, en declaraciones a INFOACTUALIDAD, el secretario general aseguró “Estamos ante un momento histórico de la sociedad española, y que ha sido liderado por las mujeres de este país. Esto demuestra lo vibrante y la calidad de nuestro sistema democrático”. “Ya no va a ser posible no hablar de feminismo en España” declaró por su parte la portavoz de Unidos Podemos, quien destacó que eran las mujeres las que habían motivado esta huelga. Efectivamente, y a pesar de la presencia de políticos en la manifestación, fueron ellas las que dominaron la marcha y las que la hicieron posible.
La importancia del 9 de marzo
Una mujer mayor muestra un cartel reivindicativo durante la manifestación (FOTO: Twitter)
Angela Davis, filósofa y activista feminista y por los derechos de los afroamericanos en Estados Unidos, escribió en una ocasión que el feminismo se basaba en la idea radical de que las mujeres son personas. Parece imposible que, tras lo visto en las movilizaciones del 8 de marzo, el problema pueda seguir ignorándose. La huelga feminista supuso también en cierto modo el paso de la antorcha de una generación de feministas a otras. Fue muy importante el enorme número de mujeres jóvenes que se movilizaron y que gritaron de todo corazón consignas contra la discriminación y a favor de la igualdad. Ellas serán las que, a partir de ahora, sigan reclamando medidas que contribuyan a que las diferencias entre hombres y mujeres se reduzcan al máximo.
Será necesaria voluntad política, al menos para arrancar. El PSOE ha propuesto una ley de igualdad laboral que busca poner fin a la brecha salarial que sufren las mujeres, y es de esperar que otras formaciones se sumen a estas demandas. Algunas asociaciones feministas advertían del riesgo de que el feminismo se ponga “de moda” durante un tiempo, como resultado de la huelga del 8 de marzo, pero que posteriormente, deje de haber interés por proponer políticas a favor de la igualdad. Las estudiosas del feminismo afirman que, para llegar a la igualdad, será necesario que esta tendencia pase a concebirse como una ideología transversal, y no como un elemento partidista.
En las multitudinarias manifestaciones con motivo del 8 de marzo, participaron muchos hombres. Las conductas machistas suponen uno de los principales impedimentos para la igualdad real entre géneros, y en este sentido, si se quiere llegar al cambio real en la materia, será necesario que los hombres renuncien a sus conductas contrarias a la igualdad y se pongan a trabajar. La igualdad no se obtendrá de un día para otro, y puede ser que tarde aún mucho más, pero la demostración de fuerza del 8 de marzo ya es historia, y ha creado un tsunami de fuerza que cambiará para siempre la vida en España. La historia cambia con los pequeños pasos, como el que se dio en esta huelga general, que movilizó a unas y otros por la igualdad y por los derechos de todos y de todas.
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