EL ANTIGUO EGIPTO, LECCIONES DESDE EL "MÁS ALLÁ"

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Entre faraones y pirámides

 

El Antiguo Egipto, lecciones desde el "Más Allá"

FELIPE MANCHÓN CAMPILLO

La egiptología, que durante siglos ha provocado fascinación, excavaciones y ríos de tinta, ha entrado recientemente en una nueva edad de oro. Al creciente descubrimiento de nuevas realidades que sorprenden incluso a los más preparados se suma el aumento de la perspectiva académica, con grupos universitarios que permiten a los estudiantes interesados aumentar su conocimiento sobre cada vez más elementos del antiguo régimen egipcio. Precisamente es esta perspectiva la que motivó la convocatoria del I Encuentro de Egiptología de la Universidad Complutense de Madrid, celebrado los días 22 y 23 de mayo en la facultad de Geografía e Historia. En él, todos los interesados pudieron comprobar de primera mano cuáles han sido los avances y cuáles son las perspectivas de futuro de una realidad en auge.

Pocas son las personas que no conozcan la anécdota de la campaña de Egipto, emprendida entre 1798 y 1801 por el ejército de la Primera República Francesa, que estaba comandado por un joven general corso de apenas 30 años llamado Napoleón Bonaparte. El momento central de este conflicto bélico fue la batalla de las Pirámides, acaecida en julio de 1798. La noche anterior a la batalla, el general Bonaparte aleccionó a sus soldados con un celebérrimo discurso que culminaba con la afirmación “Sabed que desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os observan”. La campaña en sí fue un fracaso, y los franceses tuvieron que emprender una retirada estratégica. Sin embargo, a Napoleón le sirvió para empezar a forjar su leyenda, y sobre todo, fue entonces cuando empezó la egiptología.

 

Cuando fue puesto al mando de las tropas galas en el país, el joven general destinado a ser emperador hizo venir con él a Egipto a académicos y sabios para intentar aprovechar la riqueza cultural de este país. Fue precisamente un francés, Jean-François Champollion, aquel al que se considera como padre de la egiptología. Él descifró la piedra de Rosetta, encontrada por las tropas napoleónicas durante la campaña, y abrió la puerta a nuevos hallazgos fundamentales. El más célebre fue el de la tumba del faraón Tutankamón, conocida como KV62, descubierta en 1922 por un grupo de arqueólogos británicos. La revelación de este monumento fúnebre abrió nuevas vías de investigación que continuarían ampliándose, provocando que cada vez más gente estuviese atraída por esta práctica. La egiptología empezaba su círculo virtuoso.

Actualmente, hay un enorme número de excavaciones en el terreno. Muchas de ellas han tenido bandera española. El mayor campo de trabajo se produce en la zona occidental de Luxor, donde se encuentra el Valle de los Reyes, y en la que hay cinco misiones españolas. El Proyecto Djehuty, que comenzó en 2002; el Thutmosis III Temple Project, en 2008; el proyecto Visir Amen-Hotep Huy y el Proyecto dos cero nueve, ambos en 2009; y el Min Project, en 2013, trabajan incansablemente para desentrañar misterios.

El caso de Egipto es irrepetible. Nunca una cultura ha provocado una fascinación mayor ni tan extendida con el tiempo. El país faraónico no trae únicamente el descubrimiento de monumentos funerarios, sino que se va abriendo progresivamente hacia nuevos campos. Los egiptólogos de hoy trazan cada vez más líneas que permiten construir un mapa claro de cómo era la sociedad de entonces, en todos sus aspectos. Todo esto fue puesto sobre la mesa por el grupo de Egiptología Complutense y por sus ponentes la pasada semana. 

El quinto aniversario trae un regalo

En 2017 se cumplen cinco años desde la fundación del grupo Egiptología Complutense, dirigido por el profesor José Ramón Pérez-Accino, de la facultad de Geografía e Historia, y que ha ido creciendo progresivamente tanto en personal como en profundidad de los trabajos. Es por ello que se decidió organizar un encuentro abierto al público en el que pudiese hablarse de qué era lo que se estaba haciendo, y en el que pudiesen también dibujarse los futuros objetivos del grupo. Para ello, se juntó a profesores de la facultad, que son obviamente expertos en el tema, y a un conjunto de doctorandos que ofrecieron un resumen de cuál era su investigación. El formato fue por tanto original.

La sala en la que se pensaba desarrollar el encuentro se quedó pequeña ante la afluencia inesperada de público, y los organizadores se vieron obligados a elegir otra aula cercana y con mayor capacidad. Los actos comenzaron con una presentación llevada a cabo por el decano de la facultad, Luis Enrique Otero Carvajal; el director del departamento de Historia Antigua, dentro del cual está adscrito el grupo de Egiptología Complutense, Santiago Montero Herrero; y el director del Instituto Egipcio y consejero cultural de la embajada de Egipto, Basem Saleh Daoud.

El decano pronunció unas breves palabras en que agradecía a los organizadores su esfuerzo, y señaló la importancia que estaba teniendo la investigación para dar credibilidad al proyecto. Mientras, el profesor Montero se confesó orgulloso por el ritmo que su departamento está teniendo, y afirmó que éste es imparable. “Madrid está ganando terreno en el campo de la egiptología (…) Siempre es Egipto, la egiptomanía está en auge” declaró.

Sin duda, el momento más importante de aquel acto de inauguración fue el anuncio por parte del doctor Daoud del acuerdo al que habían llegado la Universidad Complutense de Madrid y el gobierno egipcio para establecer un proyecto de investigación conjunto para jóvenes españoles, una gran noticia que suponía un regalo inesperado al grupo de investigación por su quinto aniversario.

Cuando el poder no entiende de muerte

Seguidamente tomó la palabra uno de los profesores más experimentados de la facultad, Miguel Ángel Elvira, que expuso sus conocimientos sobre el templo de Edfú, dedicado al dios Horus, y que es un ejemplo de conservación. Para el profesor Elvira Barba, éste es el ejemplo de un templo egipcio. Su construcción empezó con la cámara, para después construir el resto del recinto. En Edfú, contó el profesor Elvira, se han descubierto libros que han sorprendido a muchos egiptólogos por su contenido.

A partir de aquí, expusieron tres doctorandas. La primera fue Laura Burgos, cuya intervención llevaba por título “Más allá del atracón: la comensalidad en Egipto y Oriente Próximo”. En ella, la ponente explicó que el acto de ingerir alimentos en el Antiguo Egipto era también un elemento de propaganda política, y que se trataba además de un nexo de unión entre vivos y muertos, entre ricos y pobres. Todos participaban en el acto de la comensalidad, fundamental en aquella etapa.

La siguiente ponente, Laura García Benito, cambió radicalmente de tema, y expuso el caso de los llamados muertos de acompañamiento, es decir, aquellas personas que eran sacrificadas a la muerte de un gobernante. Esta práctica no se adscribe únicamente a Egipto, sino que hay escritos que afirman que civilizaciones tan dispares como los Ashanti o los hunos la utilizaban. Hay dos posibles justificaciones a esta práctica, según la doctoranda. “Por una parte, la idea de que el más allá podía ser como este mundo, y que por tanto los difuntos importantes necesitaban compañía. Pero también podía ser un método coercitivo, el faraón tiene poder sobre la vida y la muerte, incluso después de muerto” explicó. En muchos casos, los regímenes políticos buscan legitimarse, y para ello, necesitan prácticas como la de los muertos de acompañamiento.

Le siguió otra compañera, Laura García Jiménez, que habló de uno de los elementos más conocidos del antiguo Egipto, la momificación de los muertos. Concretamente, expuso su tesis, centrada en métodos alternativos de embalsamamiento, algo que ya había centrado su trabajo de fin de máster, y que estaba extendiendo en este trabajo. La ponente explicó los diferentes tipos de evisceración que se habían registrado en Egipto, así como la amplia variedad de aceites que pueden utilizarse para conservar los órganos del finado tras su muerte.

Entre la historia y el arte

El resto de la jornada fue una sucesión de intervenciones que versaron sobre dos temas: la historia de Egipto, de sus instituciones y de su forma de hacer política; y el arte, tanto mortuorio como en los templos. La sesión de la mañana la cerró la profesora de la UNED Inmaculada Vivas, que habló sobre la frontalidad de las estatuas en el arte funerario egipcio. La frontalidad es la responsable de la simetría de muchas de las esculturas presentes en tumbas egipcias, por tanto, un elemento muy importante del arte de este tipo.

Al regreso, hubo dos ponencias que se centraron en el poder y en la política. La primera la llevó a cabo Antonio Pérez Largacha, de la Universidad Internacional de La Rioja, que habló sobre el origen y formación del Estado en Egipto. Seguidamente, intervino Javier Alonso, para exponer su perspectiva sobre Egipto visto por otros países como enemigo, principalmente durante el reinado de la emperatriz Cleopatra VII, una de las gobernantes más conocidas y admiradas de este antiguo régimen.

Finalmente, la primera sesión terminó con tres intervenciones sobre diferentes aspectos del modo de vida en Egipto. Emma Perazzone habló sobre el concepto de Gran Casa en el desierto, una de las construcciones más típicas en el país. Seguidamente, Maite Beltrán realizó una exposición que llevaba como título “El Campesino Elocuente deconstruido”. La última intervención estuvo a cargo de Esther Pons, que realizó una perspectiva de la museología, uno de los elementos fundamentales de la egiptología, ante el enorme número de piezas de este tipo expuestas en museos, y sobre el pasado y futuro de estos centros.

De los dioses al faraón

La primera persona que habló el martes, segundo y último día del encuentro, fue una voz autorizada dentro del mundo de la Historia antigua, y de la egiptología, aunque él rehúse a definirse como tal: el profesor Jesús Urruela, recientemente jubilado, pero con la misma fuerza de siempre. Urruela explicó sin necesidad de presentación en diapositivas un tema que conocía perfectamente, el del derecho y las instituciones en el antiguo Egipto. El profesor puso especial atención en el origen de estas previsiones legales, y en el carácter divino del poder, que es ejercido por el faraón en la tierra.

Posteriormente fue el turno de Cruz Fernanz Yagüe, una de las organizadoras del encuentro y la primera integrante del grupo de egiptología de la facultad que leerá su tesis sobre este asunto. El tema de su exposición cambió radicalmente con el anterior, y se ocupó de explicar un elemento cultural y artístico, el de los cofres y los terneros en el ritual del faraón en el templo. En la mayor parte de templos que se encuentran en Egipto, pueden encontrarse numerosas representaciones de animales, y eso fue lo que la ponente explicó, algo de lo que se ocupa en su trabajo de posgrado.

La siguiente exposición tuvo también un contenido artístico. La mujer que intervino, Raquel Garrido, explicó todo acerca de las sítulas ptolemaicas, un tipo de vasija que se utilizaba en el antiguo Egipto para ser un recipiente que contuviera el agua bendita, y que al mismo tiempo también pueden llevar inscripciones o representaciones de algún tipo. En este caso, este tipo concreto de sítula contenía inscripciones pertenecientes a la dinastía ptolemaica, que gobernó en Egipto durante tres siglos.

La importancia creciente de las reinas

Aquel segundo día, dos de las ponentes expusieron sus trabajos sobre algunas de las reinas de Egipto, sobre la influencia que éstas consiguieron ejercer, y sobre cómo pasaron a ser figuras importantes. La penúltima ponente de la mañana, Beatriz Malo, habló de una mujer muy especial y desconocida fuera del mundillo de la egiptología: Ahmose-Nefertari, reina de Egipto en los primeros tiempos de la Dinastía XVIII, que dio faraones tan importantes como Hatsepsut, Akenatón o Tutankamón, y que fue madre del emperador Amenofis I. Ahmose-Nefertari fue una de las mujeres de emperador más influyentes de la historia, y mantuvo su influencia durante mucho tiempo. Esta reina abrió el Imperio Nuevo, la época más brillante dentro del antiguo Egipto.

"El Faraón Akenatón"

Por la tarde, Nerea Tarancón continuó hablando de monarcas, aunque lo hizo de manera más generalizada. Ella se enfocó en las reinas guerreras, y en cómo se incorporaron elementos militares durante la época helenística. Indudablemente, las mujeres, que inicialmente eran figuras de acompañamiento al faraón, fueron ganando importancia, y algunas, como Nefertiti y Nefertari, ganaron importancia por sí mismas. Otras incluso fueron reinas, como fue el caso de Hatsepsut y de Cleopatra VII. Las mujeres gozaron de un protagonismo desconocido en algunas etapas del antiguo Egipto que ahora trabajos como éste empiezan a descubrir.

Desaparecido el nombre, desparecido el hombre

Precisamente el caso de la reina Nefertiti permite echar la vista atrás al reinado de su esposo, el faraón Akenatón, que le dio una autonomía por encima de la concedida a otras reinas. Akenatón fue un monarca único, que rompió con todo lo previamente establecido. Se negó a ser representado de acuerdo a los cánones de belleza en sus esculturas, a pesar de tener un físico con muchas desproporciones. En el quinto año de su reinado, decidió abandonar la ciudad más importante de Egipto, Tebas, para fundar otra, Tell el-Amarna, como símbolo del cambio de deidad. El faraón había decidido pasar del politeísmo al monoteísmo, y se pasó a adorar a Atón. A su muerte, los sacerdotes, que perdieron mucho poder con el cambio de la capital, borraron toda mención al faraón en las esculturas, lo que en la práctica significó su desaparición de la historia.

Anteriormente, el organizador del acto, José Ramón Pérez-Accino, que había ido presentando a todos los ponentes, saltó a la palestra y presentó su propio trabajo, sobre los usos literarios de las estelas en el antiguo Egipto. Laura di Nobile, por su parte, volvió al arte para explicar la incorporación de figuras de moluscos en la joyería faraónica, algo que tenía una simbología especial.

Las exposiciones finales corrieron a cargo de Irene Isabel, que trató el tema de Nut, la madre de todos los dioses, representada en algunas obras como la madre de Ra, el dios del sol, y que ayudaba a los muertos a resucitar; y de Manuel Miranda, que explicó cómo la religión y la literatura egipcias podían ser consideradas como armas políticas que podían utilizarse para ayudar o perjudicar a un emperador. Por la tarde, casi a las 7, se clausuró el encuentro.

Un campo nuevo para seguir explorando

La sucesión de exposiciones sobre la egiptología, y la variedad de temas de los que se habló durante estas dos jornadas, demuestra que este tema esté en plena efervescencia. La excavación en Egipto que se anunció al principio del encuentro muestra que se está avanzando, y que habrá cada vez más oportunidades para que las personas interesadas den rienda suelta a su pasión. Sin duda, se trata de un gran logro de la Universidad Complutense el haber conseguido esta misión en Egipto que traerá nuevos descubrimientos.

La satisfacción por haber conseguido reunir a tantos expertos e interesados por este tema era muy grande, pero también lo eran las expectativas hacia el futuro. El deseo de que cada vez existan más doctores que hayan basado su trabajo de tesis en asuntos referidos a la egiptología, y de que se confirme el aumento de la influencia de las universidades madrileñas en este asunto, se verbalizaron en los pasillos. El grupo Egiptología Complutense tiene grandes esperanzas en que los próximos cinco años sean exitosos, y en que se logren objetivos que hoy parecen sueños imposibles.

Las incógnitas que llevan siglos puestas sobre la mesa respecto de Egipto continúan vigentes. ¿Cómo se construyeron las pirámides? ¿Cómo se inventó el método de momificación de los muertos? ¿Cómo ha conseguido mantenerse este acervo cultural sin par durante tantos siglos? Son precisamente estas preguntas sin respuesta aparente las que mantienen el misterio, y provocan que los flujos turísticos continúen, pese a la inestabilidad de la zona. La nueva fase en la que la egiptología entra, de corte más académico, abre nuevos retos y esperanzas. Recientemente, se produjo un descubrimiento muy importante, un jardín en la puerta de una tumba perteneciente al Reino Medio, por parte del Proyecto Djehuty, lo que abre nuevos campos de investigación. Quién sabe qué deparará el futuro. Egipto seguirá sin duda manteniendo a muchos despiertos por la noche, pues sus misterios no tienen fin. 

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