Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados:
“HAY QUE HACER MÁS PARA QUE NO MUERAN 5000 PERSONAS TRATANDO DE CRUZAR EL MEDITERRÁNEO”
Una viñeta de Manel Fontdevila para la campaña “Cinco millones de pasos”
Hoy, día 20 de junio, se celebra el Día Mundial de los Refugiados. Esta conmemoración, que arroja luz sobre un problema cada vez mayor, tiene especial significado actualmente, ante la crisis humanitaria que estalló en 2014 y que ha desbordado todas las previsiones y modos clásicos de actuación de los países europeos.
Pocos días antes, pasado miércoles 14 de junio, el ACNUR, cuya sección en España es una de las más activas internacionalmente, celebró una conferencia en el Instituto Cervantes de Madrid con el tema de acogida e integración de refugiados en el país, una de las grandes incógnitas de la actual situación. La conferencia tenía el objetivo de estudiar todas las posibles dimensiones del problema, y provocar la reflexión de los presentes.
El punto álgido era la intervención del Alto Comisionado, Filippo Grandi. Fue una cita fundamental a la que asistieron numerosos miembros de diversas ONG, y también figuras relevantes, como Antonio Garrigues Walker, presidente de honor de ACNUR en España; Matilde Fernández, presidenta de ACNUR en España; Soledad Becerril, Defensora del Pueblo; o Mauricio Valiente, concejal del Ayuntamiento de Madrid encargado de temas migratorios.
La secretaria general de Inmigración y Emigración del Gobierno, Marina del Corral, tomó la palabra en primer lugar, detallando las medidas que su departamento había puesto en marcha en todos estos años para favorecer la integración de migrantes. “Existe un contexto de tolerancia en España que ha permitido abordar la acogida de solicitantes de asilo, una obligación internacional según la Constitución” afirmó. La secretaria general también se enorgulleció del bajo nivel de xenofobia que, según ella, existe en España, y explicó el importante papel que el Observatorio Español de Racismo y Xenofobia está ejerciendo a la hora de combatir el racismo. Asimismo, y centrándose en el contenido de la conferencia, recordó que el Gobierno prioriza la integración de refugiados en el mundo laboral. Del Corral cerró su intervención agradeciendo a la sociedad española “por su ejemplo y por su tolerancia”.
“España puede y debe hacer más”
El siguiente en intervenir fue Filippo Grandi. A pesar de ser italiano, habló en español. Recordó las cifras de personas que murieron intentando cruzar el Mediterráneo el año pasado, más de 5.000, y afirmó que el papel del ACNUR no es otro que intentar reducir drásticamente estas cifras. “No es fácil hacerlo en un mundo donde todo es cada vez más complejo – constató Grandi – hay xenofobia y nacionalismo en muchos sectores”. El Alto Comisionado dirigió críticas a los países que han optado por el cierre de fronteras, afirmando que salvar vidas es un imperativo moral fundamental, y que además es un compromiso europeo formalizado.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, en su conferencia (FOTO: Twitter)
Grandi dio posteriormente una de cal y otra de arena a España. Destacó la tradición de voluntariado existente en España, y la facilidad que hay para compartir valores y experiencias, y para excluir la exclusión. Sin embargo, mostró su descontento con la lentitud con la que el país integra a los refugiados que le toca según las cuotas europeas. “España puede y debe hacer más, participando activa y significativamente en el reparto de responsabilidades, poniendo en marcha nuevas vías legales de entrada, y enriqueciendo los programas de reasentamiento” defendió, ante la aquiescencia de una parte del público.
Cuando el Alto Comisionado terminó, dio comienzo el primer panel, que estudiaba el compromiso de los organismos de Naciones Unidas con la integración de los refugiados en España, y que estaba moderado por María Jesús Vega, del ACNUR. Joaquín Nieto, en representación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y Carlota Mielgo, que habló en nombre de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), explicaron el papel de sus respectivos organismos y su importancia en el reconocimiento legal de las condiciones de trabajo para los migrantes.
El papel fundamental de la sociedad civil y de la política
El segundo panel vino a estudiar el rol de la seguridad civil en el apoyo a la integración, y las diferentes formas que existen para conseguir que los migrantes puedan formar parte rápidamente de sus nuevas sociedades. Una de las posibilidades es que empiecen estudios universitarios, y por ello, miembros de la Universidad de Barcelona y de la Universidad Complutense de Madrid vinieron a exponer la situación que conocen. Representantes de la empresa sueca de muebles IKEA cubrieron la parte del fomento de la integración laboral. El último orador de este panel explicó el programa BEFRIENDING, que genera lazos de los migrantes con sus nuevas sociedades mediante problemas de mentoring y voluntariado.
Imagen del público durante el acto del ACNUR (FOTO: Twitter)
Tras un breve descanso para el café, el tercer y último panel vino a explicar el papel que las Administraciones Públicas, a todos los niveles. En él participaron responsables de tres comunidades autónomas, Andalucía, Madrid y País Vasco; el alcalde de Sigüenza, José Manuel Latre, en representación de la administración local; y José Javier Sánchez Espinosa, subdirector de Inclusión Social de la Cruz Roja Española, una de las entidades del Sistema Nacional de Acogida. Entre todos ellos, explicaron las experiencias que han vivido, y dejaron claro que si se quiere, se puede integrar a los refugiados en la sociedad.
Francesca Friz- Prugda, representante de ACNUR en España, e Ildefonso de la Campa, Director General de Migraciones en la Subdirección General de Integración de los Inmigrantes, cerraron el acto realizando las conclusiones.
Sin embargo, el acto cumplió su objetivo, al ofrecer una perspectiva amplia de la situación, y animar a la participación activa de la sociedad en la integración de los migrantes. A pocos días de que se celebrase el Día Internacional del Refugiado, la participación en este acto fue elevada, lo cual demuestra una gran movilización y ganas de acoger a migrantes. Tal y como dijo Filippo Grandi, “llegando hacia aquí he visto el cartel enorme de ‘Refugees welcome’ en la fachada del Ayuntamiento. Ese es el espíritu que queremos que exista en España y en el mundo”.
Securitización como eufemismo
En momentos en que las medidas de blindaje y securitización, entendida como una forma para controlar los flujos de inmigrantes, se extienden, y en que el modelo de Europa Fortaleza está en su pico más alto, hay pocos organismos que se atrevan a escapar de la corriente y proponer soluciones diferentes a las actuales. La semana pasada, dos de estos ejemplos se hicieron presentes, proponiendo puntos de vista alternativos y dando a conocer aspectos diferentes de la difícil situación migratoria internacional.
Es indudable que, desde 2014, las migraciones han pasado a protagonizar gran parte de la atención mediática. El estallido en varios países como Libia, Siria o Egipto, en lo que se conoció como “primaveras árabes”, provocó que numerosas personas tuvieran que abandonar sus viviendas y desplazarse. Las vías de entrada se han reproducido, lo que ha provocado reacciones encendidas por parte de los gobiernos europeos y políticas destinadas a impedir llegadas masivas.
Cerramos puertas y aumentamos el peligro
Sin embargo, cuando se cierra una entrada, se abre otra, generalmente más peligrosa. Estas personas están desesperadas, y solamente buscan huir de los lugares que se han convertido en un infierno para ellos.
Una mirada crítica a la mayor parte de medidas respecto de las migraciones que se han sucedido en los últimos años permite afirmar que la Unión Europea se ha centrado en el corto plazo, en intentar colocar un tapón en las fronteras, sin darse cuenta de que el problema se reproducirá en el futuro con mayor virulencia.
La situación es dramática, con sistemas de asilo por debajo de condiciones humanamente aceptables, con una falta de integración legal que permite que algunos países apliquen su propia ley, y con porcentajes de rechazo o de no resolución de las solicitudes de asilo que complican la situación sobremanera. Por eso es tan importante un día como este.
El papel clave del ACNUR
El principal organismo que se ocupa internacionalmente de los refugiados es el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, más conocido por sus siglas, ACNUR. Esta organización fue creada tras la Segunda Guerra Mundial para hacer frente al enorme número de personas desplazadas que no podían volver a su país de origen, destruido tras el conflicto bélico, y que necesitaba empezar de nuevo.
Cuadro de tendencias del ACNUR en 2016 (FOTO: Twitter)
Durante las últimas seis décadas, esta agencia ha estado presente en la mayor parte de situaciones migratorias que han surgido, y se ha convertido en un actor fundamental en el plano internacional.
Actualmente, la mayor parte del trabajo diario de ayuda e integración a los migrantes es realizado por ONG y estructuras pequeñas, a nivel local y autonómico, que intentan ayudar in situ a los migrantes a mejorar sus vidas, les facilitan el acceso a las condiciones básicas de vida, les ayudan a conseguir un trabajo, permiten que tengan una vivienda y un sueldo, y les informan de cuáles son los pasos que tienen que dar para formalizar su situación en España, con especial atención en los casos de los migrantes más vulnerables, como los menores no acompañados.
Cinco millones de pasos
Una de estas organizaciones es Andalucía Acoge, una ONG basada en Sevilla, fundada en 1991, y que trabaja en la integración de los migrantes en suelo español y en la interculturalidad y la mezcla de caracteres a medida que esta integración aumenta. Andalucía Acoge tiene tres grandes grupos de trabajo, que promueven la acción social, la ciudadanía intercultural y la cooperación internacional. Es por tanto una organización de acción, con una perspectiva eminentemente práctica a nivel de ayuda a los migrantes, pero también propone la investigación y el análisis de las causas que provocan las migraciones.
El primer paso es el de la sensibilización, el de la personalización de los migrantes, para que desaparezca progresivamente del imaginario colectivo europeo la idea de que este es un colectivo uniforme y homogéneo sin ningún tipo de humanidad. Por ello, Andalucía Acoge ha organizado la campaña “Cinco millones de pasos”. Esta es la distancia simbólica que los migrantes deben recorrer desde su país de origen a un lugar seguro, encontrando por el camino un sinfín de obstáculos y problemas que dificultan su vida.
La campaña se difundirá solamente a nivel andaluz, la única autonomía donde esta organización está presente. Sin embargo, pretende acercar la realidad de las migraciones, ofreciendo para ello información real y objetiva. Fue presentada a finales del año pasado por el secretario general de Andalucía Acoge, José Miguel Morales, que señaló que el objetivo era “ofrecer material objetivo y de calidad que permita crear una imagen social ajustada a la realidad y no basada en estereotipos y prejuicios acerca de las personas refugiadas”.
El acuerdo de la vergüenza
El pistoletazo de salida a la campaña fue el martes 13 por la mañana, en la sede de la Fundación Cajasol en Córdoba. Allí, el grupo de trabajo formado por Andalucía Acoge y el Instituto Demospaz de la Universidad Autónoma de Madrid, dirigido por José Miguel Morales, por el catedrático de Antropología y director de Demospaz Carlos Giménez Romero y por el investigador de la UAM José Luis Rubio, presentó el informe de la investigación realizada acerca del acuerdo que la Unión Europea y Turquía firmaron en marzo de 2016 para la devolución a este último país de todos los migrantes que entraran a Europa por Grecia a cambio de la liberalización de los visados de viaje para los ciudadanos turcos y la reapertura de las negociaciones de entrada de Turquía en la Unión Europea.
El grupo de trabajo dejó claro durante la presentación que el acuerdo es ilegal, porque parte de la base de que Turquía, donde las vulneraciones de los derechos humanos están en aumento, es un país seguro para la recepción de migrantes. En primer lugar, se explicaron las medidas individuales que dieron paso a este acuerdo, poniéndose especial énfasis en el papel de la agencia Frontex, fundamental en la patrulla de las fronteras marítimas europeas, y sobre la que pesan numerosas acusaciones de vulneración de derechos humanos, al no tratarse de un organismo que promueva el salvamento de los migrantes.
Logo de la campaña “Cinco millones de pasos” de Andalucía Acoge (FOTO: Twitter)
Uno de los puntos más dudosos del acuerdo, conocido por muchos como “el acuerdo de la vergüenza”, es su propio carácter, ya que fue aprobado en forma de declaración política para evitar el trámite de los tratados internacionales y para conseguir aplicar medidas cuya legalidad está en entredicho. La reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea señala que el acuerdo no fue firmado por los organismos comunitarios como tal, y desestima cualquier posible recurso. Andalucía Acoge instó en este acto a la Unión Europea a romper el acuerdo inmediatamente, y acusó a las instituciones europeas de estar actuando por inercia y no atendiendo sus responsabilidades.
Este tipo de acuerdos socavan los derechos de los migrantes, y les coloca en una situación de debilidad, al no conocer sus derechos. La tendencia actual va contra ellos. Un informe de la ONG francesa Migreurop apuntaba a que cuando se cierra una frontera, se abre otra. Acuerdos como el de Turquía solamente benefician a las redes de tráfico de personas, que se aprovechan de la desesperación de los migrantes para sacar dinero. Tal vez sería necesario que la Unión Europea reconsidere esta dirección, y ponga otro rumbo, puesto que su propia existencia puede depender de ello.
“Nos están matando. Disculpen las molestias”
Un cartel que el dibujante Manel Fontdevila realizó para la campaña “Cinco millones de pasos” muestra a una familia de migrantes que llegan a una valla con dos carteles. Uno dice “Nos están matando” y el otro “Disculpen las molestias”. El cambio de signo que la migración hacia Europa ha experimentado en el último lustro, pasando de una migración mayoritariamente económica a otra motivada por la urgencia humanitaria, es un grito de guerra que llama a la acción inmediata para su resolución. El acto organizado por el ACNUR el pasado día 14 muestra sin género de dudas que es posible actuar desde muchos campos.
Por ello, la conmemoración mundial del Día Internacional del Refugiado tiene hoy más sentido que nunca. Sus objetivos están claros. Colocar a los países frente al espejo de sus propios incumplimientos, y les empuja a hacer más para cumplir con sus compromisos humanitarios. Comprometer a toda la sociedad, forzándoles a ser parte de la solución. Trabajar en la garantía de condiciones humanitarias de calidad para todos, y en la integración de los migrantes en los aspectos habituales de la vida diaria. La agenda migratoria de los gobiernos y sociedades europeas es larguísima, pero es necesario empezar. Es un imperativo moral y una obligación legal.
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