HISTORIA DE UN MECENAS DESCONOCIDO
La Complutense rinde homenaje a Archer Huntington, fundador de la Hispanic Society of America
HISTORIA DE UN MECENAS DESCONOCIDO
FELIPE MANCHÓN CAMPILLO
Cuando una persona sale del Metro de Ciudad Universitaria, se topa de frente con una espectacular escultura de aluminio que está situada frente a la facultad de Medicina. Las personas que estudian en ese campus la apodan familiarmente “El caballo”. Sin embargo, no suelen conocer la historia oculta detrás de esa escultura, cuyo nombre oficial es “Los portadores de la antorcha”, y que es un símbolo de amistad entre España y Estados Unidos que conmemora además una historia mucho más larga que retrotrae al momento mismo de la fundación de la Ciudad Universitaria y de las facultades que lo integran hace nueve décadas.
La Universidad Complutense de Madrid (UCM), en el marco de las celebraciones por el 90 aniversario de la fundación de la Ciudad Universitaria, celebró el pasado lunes 11 de septiembre un acto sobre la figura de Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society of America, un museo neoyorquino que recopila más de 10.000 piezas de arte español desde los celtíberos hasta el siglo XX, y sobre su influencia en la Ciudad Universitaria de Madrid. Esta jornada coincide también con la clausura el domingo 10 de la exposición “Tesoros de la Hispanic Society of America” en el Museo del Prado, que ha recibido 485.178 visitantes en el tiempo que ha durado.
La jornada estuvo dividida en dos actos. A primera hora de la mañana, un pequeño grupo, al frente del cual se encontraba el rector de la universidad, Carlos Andradas, se reunió en la plaza Ramón y Cajal, en torno a la estatua “Los portadores de la antorcha”. Allí, la profesora de la facultad de Geografía e Historia de la UCM Carolina Rodríguez y la investigadora Patricia Fernández, que recientemente acaba de convertirse en doctora por una tesis sobre Huntington, revelaron que la obra alrededor de la cual se producía este primer encuentro fue elaborada por Anna Hyatt Huntington, segunda esposa del fundador de la Hispanic Society of America, y fue un regalo que el matrimonio quiso hacer a España.
El cartel de la jornada (FOTO: Twitter)
Un primer paso para restaurar relaciones
La llegada de “Los portadores de la antorcha” al campus de la Ciudad Universitaria se produjo en un momento crucial de las relaciones bilaterales entre España y Estados Unidos. En septiembre de 1953, se firmaron los Pactos de Madrid, por los cuales el país norteamericano establecería cuatro bases militares en suelo español, y en contrapartida, facilitaría la reintegración de España en la dinámica internacional, tras años de aislacionismo. En ese momento, además de las relaciones internacionales con Estados Unidos, el Gobierno español buscó rehacer puentes con uno de los filántropos que más quería a España, Archer M. Huntington.
La escultura fue el primer paso para esta reanudada relación. Anna Hyatt Huntington esculpió esta obra entre 1947 y 1953. Tal y como reveló Patricia Fernández, la guerra de Corea, que empezó en 1950 y terminó en 1953, y su potencial destructivo, pesó fuertemente en el ánimo de la autora al montar la estatua, cuyo simbolismo estaba claro: una generación que le pasaba la antorcha a la siguiente. La idea de que esa escultura estuviese en España la tuvo el periodista cubano José García Mazas, que actuó como intermediario entre ambas partes.
Finalmente, y tras unas largas negociaciones, el 15 de mayo de 1955, la escultura quedó instalada en la Ciudad Universitaria de Madrid. La instalación fue espectacular, ya que la escultura llegó a España por mar, y recorrió el país en tráiler. Sin embargo, sus enormes proporciones dificultaban su transporte. A la instalación de la estatua, que fue toda una celebración, asistieron varias autoridades. Se pretendía que la instalación de la estatua en el campus de la Ciudad Universitaria significase el primer paso para unas relaciones más fluidas entre España y Estados Unidos.
El cumpleaños más largo
La siguiente parte de la jornada se produjo en el Pabellón de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid, y fue un conjunto de charlas de expertos respecto de Archer M. Huntington y la Hispanic Society, pero también sobre la idea del mecenazgo en la fundación de la Universidad Complutense. La conferencia inaugural la llevaron a cabo Carlos Andradas, rector de la Complutense; Laura Alcalá-Zamora, gerente de la Sociedad de Amigos de la Hispanic Society; y Carolina Rodríguez.
Los asistentes al primer acto, con la escultura "Los portadores de la antorcha" tras ellos (FOTO: Felipe Manchón Campillo)
El rector quiso reconocer la figura de Huntington tanto por su amor al arte español como por su influencia en la fundación de la Ciudad Universitaria, y adelantó la voluntad de la universidad de mantener una relación fluida con la Hispanic Society. “El campus es fundamental para la personalidad de la propia universidad” afirmó, en clara referencia a la estatua de Anna Hyatt Huntington. Para Andradas, las conexiones existentes entre España y América son muy importantes, y siempre deben mantenerse y cuidarse. Al término de su discurso, el rector tuvo unas palabras de aliento para América Latina, especialmente para los países golpeados por las últimas inclemencias meteorológicas.
Carolina Rodríguez tomó el testigo en la presentación para hablar de “El cumpleaños más largo”. La profesora de la Complutense recordó que, a pesar de que el mes de mayo de 1927 se firmó el decreto real de fundación de la Ciudad Universitaria, la primera clase en este terreno se produjo en 1929. Tras esta aclaración, la profesora desveló que el rector está en negociaciones para acercar obras de la Hispanic Society que tienen que ver con la Ciudad Universitaria, pero no pudo detallar mucho más.
Huntington, un enamorado de España
Para la primera conferencia, John O’Neill, director de la Biblioteca de la Hispanic Society, se propuso desgranar la figura de Archer Milton Huntington a los presentes. Antes, confesó que había estudiado en la Universidad Complutense en su juventud, una época que él recuerda con mucho cariño. Huntington fue un rara avis, hijo único de una familia muy rica que muy pronto supo que su destino no estaba en las empresas de su padre, sino en las humanidades. Su primer contacto con el mundo hispano se produjo en la década de 1870. En una carta a su madre, Huntington desvelaba su amor por España escribiendo “España debe de ser más importante que Liverpool”, después de visitar la ciudad británica, y no haber quedado impresionado.
Naturalmente, todo fue evolucionando hacia la creación de un museo. La idea que guiaba las compras de Huntington era la de capturar la vida cotidiana, no los movimientos. Para él, España era un país misterioso y romántico, la tierra de Don Juan, pero del Don Juan de José de Zorrilla. El filántropo no solamente insistió en comprar cuadros, sino que también se interesó por las obras escritas, como demuestra su traducción al inglés del Cantar del Mío Cid, y el hecho de que llegara a tener 20.000 libros en su biblioteca privada.
John O'Neill, durante su conferencia (FOTO: Twitter)
En la etapa final de la vida de Huntington, fue muy importante su amistad con pintores como Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga, que presentaban dos visiones diferentes del país. Archer M. Huntington fue por tanto un importantísimo coleccionista de arte español, que trabó excelentes relaciones con artistas de todas las disciplinas, como Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado. “A su muerte (en 1955) había hecho mucho por España” concluyó O’Neill.
"Que sea España misma quien lleve la antorcha"
“Archer M. Huntington en la vida pública española”. Este es el título de la tesis con la que Patricia Fernández se doctoró recientemente por la Universidad Complutense de Madrid. Durante varios años, esta investigadora y profesora ha buceado en la memoria de este singular hombre apasionado por España y por su cultura. En la historia de Huntington en España, hay una etapa particular que retrotrae a la fundación de la Ciudad Universitaria. “Se trata de una historia interrumpida, pero que se mantiene durante 40 años, y que culmina con la estatua de la antorcha” declaró Fernández.
Patricia Fernández definió a Huntington como mecenas discreto, pero muy importante, y la relación con el rey Alfonso XIII fue de mutua admiración. Existen dos etapas de la relación del fundador de la Hispanic Society of America con España. La primera se produjo durante la década de los años 20. En esta etapa, Huntington fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Central en 1920, y financió las obras de la Ciudad Universitaria, en la que supuso la mayor contribución que hizo Huntington a una institución española.
La segunda etapa estuvo protagonizada por la llegada de la escultura “Los portadores de la antorcha” a España. Durante la Guerra Civil y los primeros años del franquismo, Huntington había reconocido los méritos de los intelectuales incómodos para el régimen. Sin embargo, su vieja amistad con Alfonso XIII seguía en vigor, pese a que el monarca ya había muerto, y el deseo de Huntington de que hubiera una escultura en Madrid en nombre de la Hispanic Society, como un símbolo de amistad hispanoamericana, le venía muy bien al franquismo para legitimarse con los monárquicos. La única condición que los Huntington pusieron sobre el lugar donde la escultura debía colocarse fue que debía ser un lugar que significase que España misma lleva la antorcha.
Retrato de Archer M. Huntington, pintado por José María López Mezquita (FOTO: Twitter)
La Ciudad Universitaria siempre quiso devolver a Huntington lo que había hecho por ella. Poco después de que la estatua de “Los portadores de la antorcha” quedase instalada en su actual emplazamiento, se plantearon proyectos tales como darles un título de nobleza, crear una fundación Huntington o un instituto de cultura hispanoamericana en la Ciudad Universitaria, o incluso bautizar el campus como “Campus Huntington”. El único de estos proyectos que prosperó fue la escultura de los Huntington realizada por Juan de Ávalos, que sin embargo está en paradero desconocido, al no llegar a instalarse en el emplazamiento elegido. Sin embargo, para Patricia Fernández, lo importante es reivindicar la figura de Archer Huntington en la sociedad española, y también en la Ciudad Universitaria.
El ejemplo desconocido de Gregorio del Amo
Carolina Rodríguez fue la última en hablar, y quiso complementar la historia de Huntington con otros ejemplos de mecenazgo en la fundación de la Ciudad Universitaria. Esta creación fue un proyecto del rey Alfonso XIII, que necesitaba un golpe de efecto, puesto que, en 1927, aún duraba la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que debilitaba el poder del monarca. La idea de centralizar todas las facultades de la Universidad Central de Madrid en un lugar suponía también llevar a cabo un modelo similar al de las universidades americanas, es decir, todo integrado, pero bien definido por partes. Una vez quedó definido el modelo, era necesario buscar financiación extranjera.
Numerosas organizaciones aceptaron el reto, sin embargo, la profesora Rodríguez puso el acento en un caso particular, el de Gregorio del Amo. Del Amo, cántabro de nacimiento que hizo su fortuna en Estados Unidos, decidió ayudar en la Ciudad Universitaria. Este hombre, de profesión médico, se casó con la heredera de un rico rancho del Sur de California, y eso le sirvió para ganar mucho dinero. Con ese capital, Del Amo decidió crear una fundación de carácter filantrópico, la Fundación Del Amo, que dio becas para crear puentes entre España y Estados Unidos, y que, además, creó la primera de las residencias internacionales para Estudiantes en la Ciudad Universitaria, una casa para estudiantes extranjeros, que fue destruida en los primeros meses de la Guerra Civil. Años después, su hijo, Jaime del Amo, creó un colegio mayor, que se mantiene en la actualidad.
La Ciudad Universitaria es uno de los centros neurálgicos de la vida educativa en España. Tres universidades, con un gran número de personas que estudian o trabajan en ella, y muchos años de historias tras sus espaldas, la convierten en un lugar fundamental de nuestro país, y más en este nonagésimo aniversario de su fundación. Sin embargo, su historia no es totalmente conocida. Actos como este permiten descubrir detalles sorprendentes de este lugar, un lugar que, como pidieron los Huntington, representa la antorcha de España, pasada de una generación a otra de estudiantes que forjan su destino en las aulas de la Ciudad Universitaria.
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