77 AÑOS DE LA ENTREVISTA DE HENDAYA

HITLER Y FRANCO, CITA CON EL DESENCUENTRO

23 de octubre. La estación de tren de una localidad francesa, fronteriza con España es el escenario del encuentro que mantuvieron Francisco Franco y Adolf Hitler, para hablar del papel que jugaría España en  la Segunda Guerra Mundial.

Una cita controvertida, en Hendaya, porque aún está por ver si Franco tenía la intención de pactar esa participación, o si sus intenciones era la obtención de territorios en los que Alemania tenía capacidad de decidir.

El Canciller aleman pretendía que España entrara en la guerra con carácter inmediato. Hitler quería controlar Gibraltar y las Islas Canarias, por ser enclaves estratégicos del Mediterráneo y Atlántico.

Franco quería los territorios franceses del norte de África. Y no aceptaba tener en exclusiva Gibraltar, por los mismo motivos estratégicos. Sin acuerdo entre ambos, finalmente, España pudo mantener de manera oficial su neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, aunque envió a cerca 48.000 para apoyar al ejército alemán; de ellos, unos cinco mil cayeron en combate. En total, el 13 de julio de 1941 partía el primer grupo expedicionario de la División Azul, a cuyo mando Franco colocó al General Muñoz Grandes. En total, 18.000 soldados que constituyeron la 250ª División de Infantería de la Wehrmacht.

Europa en 1940

Europa era en el momento de la reunión entre los dos líderes un continente en penumbra. En aquel momento, Alemania estaba ganando, era un país fuerte, y sus alianzas parecían invencibles. Cinco años después, toda la situación resultaría caótica para los que estaban por delante en aquel momento, pero los aires eran muy diferentes para los nazis. Las potencias del Eje, con Alemania a la cabeza, parecían invencibles, y nadie podía presagiar lo que ocurriría. La Segunda Guerra Mundial cambió el mapa de Europa por completo.

[MAPA SITUACIÓN DE EUROPA A COMIENZOS DE LA 2GM]

Alemania, en los primeros tiempos de la guerra, se veía fuerte. En junio de 1940, conquistó París, un territorio clave, y una derrota moral dura para los Aliados, y había conseguido que Francia firmase un armisticio. En septiembre, representantes políticos de Alemania, Italia y Japón firmaron en Berlín el pacto tripartito, un acuerdo que formalizaba la alianza militar entre los tres países, y que además formaba oficialmente el Eje. Todo iba bien para Hitler, Mussolini y Hirohito.

Sin embargo, a finales de octubre, y contra todo pronóstico, el ejército alemán fue derrotado por primera vez por la aviación británica en la Batalla de Inglaterra. Aquella batalla, que duró de julio a octubre de 1940, fue la primera de la historia en producirse enteramente en el aire, y supuso un importante golpe contra Hitler, que necesitaba neutralizar la superioridad de la aviación británica, la RAF, y al cual la guerra se le empezó a ir de las manos en esos momentos.

La reunión de Franco y Hitler llegó por tanto en un punto de inflexión de la guerra. El führer era muy consciente de que un acuerdo con Franco podía ser muy útil para él para controlar Gibraltar, un enclave fundamental en el Mediterráneo. Esto significaría un golpe muy grande para los intereses británicos. Sin embargo, Hitler no estaba dispuesto a cualquier cosa para conseguir la entrada de España en la guerra.

España en 1940

La muerte de Calvo Sotelo propició la sublevación militar más impactante que ha acontecido nuestro país en los últimos tiempos. La gran masacre española comenzó en el 36, cuando un grupo de militares se sublevó ante el fallido ensayo democrático de la II República, que se tambaleaba a pasos agigantados. 

Fueron 3 años de represiones, familias rotas, muertes, exilio… Pero tres años en los que Franco se ocupó de ir creando alianzas con los líderes del régimen nazi y del fascista italiano: Miles de aviones, cuarenta mil soldados, tanques y artillería alemanes, la Legión Cóndor… la importante ayuda material de los dos países resultó fundamental para la victoria del frente sublevado.

Una victoria que dio paso a un nuevo régimen, una dictadura franquista que pasó por muchas fases. España vivió en sus carnes un periodo de aislacionismo por su “alianza” con los países derrotados en la Segunda Guerra Mundial y al hambre provocada por la Guerra Civil habría que añadirle la imposibilidad de mantener contactos y tener apoyos en Europa. 

A partir de 45, Estados Unidos se convertía en una gran potencia industrial y militar y muchos estados europeos, con ayuda del Plan Marshall, ya empezaban a florecer económicamente. Pero a España todavía le quedarían 20 años de estancamiento económico y social para ver la luz tras el largo túnel.

 

 

Camino a Hendaya

A 21 kilómetros de San Sebastián, se encuentra la ciudad francesa de Hendaya, fronteriza y parte del País Vasco francés. Allí, la historia de España vivió uno de sus capítulos más importantes, la reunión en la que se discutiría la hipotética entrada del país en la Segunda Guerra Mundial. Un año después del final de la Guerra Civil española, Francisco Franco tenía un verdadero interés de entrar en el conflicto mundial del lado del Eje. Al dictador no se le había olvidado la crucial ayuda que la Legión Cóndor alemana y los Voluntarios italianos habían tenido en su victoria contra las tropas republicanas, y estaba convencido de que entrar en la Segunda Guerra Mundial y contribuir a la victoria del Eje garantizaría un papel predominante de la España franquista en la nueva configuración política y social de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

RAMÓN SERRANO SUÑER

En la relación de Franco con la Alemania nazi tanto durante como después de la Guerra Civil fue fundamental la figura de Ramón Serrano Suñer. Serrano Suñer era ministro de Asuntos Exteriores, y además el cuñado de Franco. El Caudillo confiaba mucho en él, que era claramente pronazi y defendía un papel lo más protagonista posible de España en la Segunda Guerra Mundial. Aquello podía justificarse desde un punto de vista militar, pero también propagandístico. La ruptura de la distensión con la URSS provocó que Hitler decidiese declararles la guerra, y esto podía venderse como la continuación de la lucha contra el comunismo que comenzó en la Guerra Civil.

Por todo ello, Franco decidió enviar a Serrano Suñer a Berlín para evaluar la posibilidad de un pacto para entrar en la guerra. El momento en que el ministro visitó Alemania fue histórico, ya que en aquellos días se firmó el acuerdo tripartito de la Alemania nazi con Japón e Italia. El régimen franquista quería entrar en la guerra, pero no a cualquier precio. Pedía sobre todo contrapartidas territoriales, tanto en el Marruecos francés como otras zonas.

Alemania no estaba muy segura de querer establecer un acuerdo militar con España, pues temían que el interés del Gobierno de Franco por entrar en la guerra no fuera muy profundo, y que solamente estuviesen interesados en las posibles contrapartidas. Hitler llegó a afirmar que prometería a los españoles todo lo que quisieran, sin importar si fuera o no a cumplirlo. Serrano Suñer mantuvo numerosas reuniones con altos mandos nazis en aquellos días, principalmente con su homólogo, Joachim von Ribbentrop, y, tras no alcanzarse ningún acuerdo en firme al respecto de la participación española en el conflicto, se decidió convocar la reunión entre los dos líderes en Hendaya.

La reunión sensu stricto

La reunión que pudo cambiar el devenir de la historia de España estuvo plagada de improvisaciones y de retrasos. Franco llegó tarde, y eso disgustó a Hitler. El encuentro se produjo en el “Erika”, el tren del führer, mucho más lujoso que el del caudillo español, y se vendió como una “lucha amigable” de condiciones. Las dos posturas estaban absolutamente claras.

Franco pretendía entrar en la guerra, pero no a cualquier precio. “Quería participar en el botín de guerra” explicó el catedrático de Historia Juan Francisco Fuentes Aragonés. El Caudillo buscaba además control sobre algunos territorios, principalmente en el Magreb, y temía el poder británico. Además del elemento territorial, España necesitaba suministros alemanes, y por ello, el interés era máximo.

 “Franco no era un socio referencial en absoluto, pero para su interés Hitler lo necesitaba”, explicaba Fuentes Aragonés

Adolf Hitler, por su parte, también estaba interesado en la participación española en la guerra, pero no la necesitaba. Para el Führer, el generalísimo era sólo un peón de ajedrez en el tablero de Europa. No era partidario de ceder a España la administración de Marruecos, que en aquel momento estaba en manos de la Francia de Vichy. Hitler se fiaba más de su aliado el mariscal Philippe Pétain. El objetivo de Hitler era poder compatibilizar la relación con ambos mandatarios según su interés. Alemania tampoco tenía clara su estrategia en el Mediterráneo, ya que sólo pretendía una expansión hacia el este, pero necesitaba Gibraltar y una de las islas Canarias donde implementar la flota alemana del Atlántico.

La reunión duró siete horas, con varios intermedios, y de ella no salió ningún acuerdo, aunque sí un protocolo secreto con el que Franco se comprometía a entrar en guerra, pero que finalmente no se puso en marcha. El general español lo hizo inconscientemente bien y libró a los españoles si cabe de más pobreza, caos y devastación tras la Guerra Civil española. 

Portada del diario ABC el 24 de octubre de 1940

El Photoshop de los 40 en los laboratorios de EFE

La estatura, los ojos cerrados, la postura... Muchos detalles podían dar una mala imagen del caudillo ante tal importante estampa. El régimen franquista no lo podía permitir, por lo que la agencia EFE se encargó de retocar las fotografías oficiales del encuentro para evitar que esta entrevista pasase a la historia de mala manera.

La agencia de prensa había sido fundada en Burgos, capital de la rebelión franquista, en 1939, y su principal impulsor durante aquella época había sido Ramón Serrano Suñer. EFE estaba al servicio del régimen, y ese 23 de octubre, tuvieron sin duda mucho trabajo en sus laboratorios para impedir problemas mayores.

Las fotografías originales experimentaron un importante cambio. Por un lado, se cambió el rostro de Franco y se le modificaron los ojos cerrados por unos abiertos. También se le borró la Cruz del Águila alemana que llevaba y se puso en su lugar la Medalla Militar española, y por último, se modificaron las estaturas entre los dos líderes para no dar lugar a comentarios entre la diferencia de estatura entre ambos.

Ejemplo de propaganda franquista donde se ve a Franco rodeado de sus hombres de confianza

La propaganda franquista era esencial para que la figura del caudillo fuera respetada, sobre todo a principio de la dictadura. El Generalísimo se presentaba como la solución a todos los problemas de un país destrozado y desesperanzado. El culto a su personalidad estuvo presente en sus casi cuarenta años de dictadura.

Consecuencias

Durante muchos años, se cuestionaría si el Gobierno de Franco hizo bien o no al no entrar en la guerra. Ciertamente, la situación en la que España quedó tras su Guerra Civil no era la mejor a la hora de afrontar un esfuerzo como el que hubiera supuesto entrar en la Segunda Guerra Mundial. El país estaba roto socialmente, y también a nivel de infraestructura. Necesitaba reconstruirse.

El conflicto civil trajo graves pérdidas humanas, 1,5% de la población, numerosas pérdidas materiales y un importante deterioro de las infraestructuras. Ramón Serrano Suñer llegó a afirmar que fue el hambre lo que obligó a Franco a no entrar en la Segunda Guerra Mundial. “Si España hubiera obtenido de Alemania lo necesario, no para engrosar sus reservas, sino para la supervivencia cotidiana, España ya estaría en la guerra al lado del Eje” señaló. Tras un clima desolador y una España completamente rota tras 3 años de conflicto bélico, lo que menos necesitaba era entrar en la Segunda Guerra Mundial.

Además, la historia quiso que el bando que iba ganando en aquel momento perdiese la guerra, lo cual hubiera implicado un serio reto para la supervivencia política de Franco si finalmente hubiese entrado en la guerra del lado del Eje. “Franco no habría sobrevivido al final de esta guerra mundial” sostiene el profesor Fuentes Aragonés.

[GIBRALTAR EN 1941, LOS BRITÁNICOS CONSTRUÍAN UN AERÓDROMO]

Pese a todo, Hendaya no significó el final de las negociaciones entre Alemania y España respecto de la Segunda Guerra Mundial. El führer insistía en convertir Gibraltar en una base alemana, y, después de finalizar la guerra, devolverle el territorio a Franco, pero España debía a cambio involucrarse en la guerra. Sus reivindicaciones esta vez tampoco sirvieron de nada. La razón de ello es que Franco, consciente de la delicada situación de pobreza y hambruna del país, dependía de recursos alimentarios que le proporcionaba Gran Bretaña a cambio de mantenerse neutral, y a los que no podría renunciar.

 LA OPERACIÓN FENIX: plan de la Wehrmacht alemana cuyo objetivo era la conquista de Gibraltar el 10 de enero de 1941. El plan fracasó porque requería la entrada de España en guerra y nunca se llevó a cabo

 

Tras la negativa de la entrada en guerra por parte de España, Hitler pensó seriamente en invadir la Península Ibérica, ya que le preocupaba especialmente Gibraltar. Sin embargo, y tras muchos intentos, la Alemania nazi abandonó la Operación Fénix y su objetivo en Gibraltar. Hitler reflejó en una carta a Mussolini su malestar. “Me temo que Franco está cometiendo el mayor error de su vida. El hecho de que no tengamos Gibraltar es un serio golpe” escribió. 

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