AUSCHWITZ, ESE PUNTO EN EL MAPA

AUSCHWITZ, ESE PUNTO EN EL MAPA

SAUL TREVEJO

El hombre en busca de sentido es el nombre de un libro cuya lectura a hecho posible todo un proyecto, una exposición que trasportará al visitante a una de las épocas más trágicas de la historia de la humanidad: la Alemania nazi y el holocausto.

La exposición trata de la recreación de los recuerdos de algunos supervivientes judíos, capaces de mostrar al mundo, a través de sus palabras, la estampa de un horror que traspasa los límites del sufrimiento.

Las recreaciones de estas personas llegan al Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid, con más de 600 objetos con los que interactuar. Madrid es sólo la primera parada de una colección que recorrerá varias partes del mundo.

“¿QUÉ ES AUSCHWITZ”

“¿Qué es Auschwitz? Auschwitz es un grito mudo que surge de las entrañas de la Tierra y que nos advierte de las fronteras de la barbarie del ser humano. Nos hace ver hasta dónde podemos llegar movidos por el odio: antisemitismo, racismo y el desprecio infinito hacia otro ser humano.” Así presentó el conjunto deñ proyecto el director de la exposición, Luis Ferreiro.

El recorrido hace pasar al visitante a través de unos arcos que simulan penuria, un efecto que, según los organizadores, busca lograr la empatía con las emociones de los supervivientes, que a través de pantallas narran en formato entrevista su experiencia. Cuentan que los alemanes poseían un mapa del campo de concentración antes del año de apertura y que se edificó en un municipio de modesta extensión.

Los supervivientes cuentan también cuál era la “perturbadora doctrina” que construyó el mundo nazi para enseñar que el villano era judío, sobre todo a la Alemania joven.

¡Tira bien los dados para apresar muchos judíos!    Eran las instrucciones de un juego de mesa para niños expuesto al mercado alemán 

 

El terreno constaba de 5 campos y una prisión con vallas electrificadas; las camas eran de madera y sin acolchonar. En los pasillos de la exposición se leen declaraciones de prisioneros, que contaron cómo los compañeros a la hora de dormir podían amanecer muertos, resultado del maltrato al que eran sometidos; o cómo se percataban de que las cenizas de los prisioneros eran utilizadas como abono una vez incinerados.

“Más perturbadora aún fue la desaparición de cierto número de personas inofensivas que habían formado parte, de un modo u otro, de la vida cotidiana. Se habían esfumado sin más”, versa la declaración de un abogado alemán que figura en uno de los muros.

 

El cartel de entrada al campo de concentración reza así: Arbeit macht frei(El trabajo os hará libres)

 

 

 

Algunos de los presos del campo, cuya tarea era la vigilancia del resto de presos, eran conocidos como kapos. Recibían un margen de actuación considerable: fustigar, golpear, estrangular e, incluso, matar al resto de presos. Uno de los métodos de “castigo” que estaban autorizados a ejecutar los kapos consistía en propiciar un disparo en la nuca a los judíos que previamente se habían deshecho de sus pijamas. En esta “tortura”, en particular, se gastaron más de 30.000 balas.

 Los uniformes se “reciclaban”: usaban los de los ya muertos

 

“Los niños no son el enemigo en este momento, el enemigo es la sangre que llevan dentro. El enemigo es el niño que crece, el judío que será en el futuro, que puede ser peligroso”. Estas eran algunas de las palabras con las que Hitler se dirigía ocasionalmente a los prisioneros del campo, en concreto a los niños. Estos niños son los judíos que hoy alzan su voz para permitir que existan exposiciones como Auschwitz y para devolvérsela a todos a quienes fue robada. En este marco se manifestó Luis Ferreiro, que aseguró que “nunca es suficiente lo que uno hace. Estudiar, conocer lo que pasó para que las nuevas generaciones de Alemania sean conscientes de ese pasado es pieza fundamental”.

En el contexto del conocimiento del período, Ferreiro habló en última instancia de las películas que vemos actualmente sobre la Alemania Nazi, que “tienen muchas cosas que no son ciertas, a la vez que otras que sí lo son”. El director de la exposición destacó, del género, los títulos El niño con el pijama de rayas, La lista de Schindler y La vida es bella.

La exposición está creada para “tocar y dejar huella”, pero sin olvidar el lema del proyecto: No hace mucho. No muy lejos. Recordémoslo.

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